El artista, nació en Santiago, en 1936. Estudió arquitectura en la Universidad Católica de Valparaíso. Ya en 1969 realizó la muestra titulada Cuerpos Blandos en el Museo Nacional de Bellas Artes, que consistió en la instalación de bolsas de basura rellenas de papel que unidas entre sí formaron una manga de 300 metros que recorrió todo el edificio. Posteriormente, también en el Museo Nacional de Bellas Artes expuso Monumentos (1971) y Exposición de objetos (1973). Entre 1973 y 1979 trabaja en figuras hechas en papel de diario y cola. Representaciones a escala natural de figuras humanas y animales; automóviles y árboles; fachadas de casas y objetos.
En 1979 abandonó la escultura y se concentra en una serie de obras de naturaleza variada tales como el colchón amatorio, el timbre de goma, la cajetilla cultural y el carnet sentimental.
Fue uno de arquitectos porteños que participó en la Ciudad Abierta de Ritoque, un experimento de ciudad en medio de las dunas entre la refinería de Con Con y Quintero, formado por los profesores y alumnos de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso que forman la Cooperativa Amereida.
Estrategia visual
Identificándose muchas veces como “Vicuña”, sus primeros trabajos artísticos estuvieron relacionados con su formación de arquitecto y consistieron en indagaciones en torno al arte óptico. A finales de la década del sesenta abandonó esta vertiente, para desarrollar un trabajo de orden conceptual realizado en papel, cartón y madera, donde puso acento en la reflexión crítica de la sociedad chilena.
Irreverencia artística
La instalación de bolsas de basura rellenas de papel, marcó el inicio de su carrera como instalador. Sus obras cobran un carácter de arte pop al mezclar materiales y procesos de la cultura popular, desechos de la vida cotidiana contemporánea, que relaciona con ideas de la permanencia de la obra de arte y de los objetos, el rechazo a lo industrial, el tema de la identidad personal y de los pueblos americanos.
Al apreciar sus instalaciones, realizadas con un realismo prolijo y artesanal, resalta la caducidad de los materiales empleados, fotografías intervenidas, paisajes, retratos, papel, alambre, plasticina, armazones de plástico, los que refuerzan la idea de precariedad y fugacidad en los temas planteados, el consumismo de la vida moderna, los modelos foráneos impuestos por la televisión y el olvido o rechazo de los valores propios.