A 100 años de su desaparición: “Más perdido que el teniente Bello”

General
15/03/2014 a las 10:57
El pasado domingo, se cumplieron 100 años desde que el teniente de Ejército Alejandro Bello Silva, despegara desde el Aeródromo de Lo Espejo, rumbo a Culitrín y desde allí a Cartagena, tramo en el que desapareció para siempre. “Más perdido que el Teniente Bello” ya se ha inscrito como una de las citas más célebres y tradicionales de los chilenos.
Si bien no hay ciudadano de este país que no la haya escuchado, no muchos saben el origen del suceso que originó la frase.
El pasado domingo, se cumplieron 100 años desde que el teniente de Ejército Alejandro Bello Silva, despegara desde el Aeródromo de Lo Espejo, rumbo a Culitrín y desde allí a Cartagena, tramo en el que desapareció para siempre. Su pérdida no sólo se convirtió en uno de los hechos más enigmáticos de nuestra cultura popular, también dio origen al citado dicho.
Ese fatídico 9 de marzo de 1914, Bello volaba hacia la costa, donde fue visto por última vez introduciéndose en la neblina costera sobre los cerros entre Melipilla y Cuncumén en San Antonio, hasta donde debía llegar para doblar y dirigirse a Cartagena. Esta observación la realizó el teniente Ponce que volaba cientos de metros detrás de él, en un avión Bleriot XI.
Bello, por su parte, volaba en un avión Sánchez Besa de 80 HP construido en Francia por el chileno José Luis Sánchez Besa, quien fue un precursor de la aviación mundial en sus tiempos.
Hasta hoy, nadie a ciencia cierta, sabe con exactitud qué sucedió con Bello, pues jamás llegó a Cartagena. Se le buscó en la época intensamente por tierra y por mar, inclusive mas allá de los rangos de alcance del propio avión en la zona central, aunque se presume que al meterse en la neblina costera puede haber pasado de largo al mar frente a la costa de San Antonio y después de agotar su combustible haber caído al mar

El día después
Sin embargo, es interesante saber que al día siguiente de su accidente, una viejita llegó desde el interior del campo en Cuncumén, dando cuenta al jefe de estación del ferrocarril en Llolleo, que un militar estaba herido tras caer en un aparato que volaba entre los árboles del campo. El jefe de estación entusiasmado con la noticia se puso a telegrafiar a Santiago, pero como nadie prestó importancia a la anciana, se fue y nadie le tomó el nombre y más datos, pese a que los Carabineros la buscaron intensamente a caballo, jamás se dio con ella.
Hoy en día la gente antigua de Cuncumén murmura y recuerda que el teniente Bello cayó en los cerros que antes tenían bosques en Cuncumén.
Otra historia cuenta que en 1977 un campesino de esa misma zona encontró dos trozos de un antiguo avión estrellado en uno de los cerros de Cuncumén, los que fueron entregados a Jorge Ponce, actual presidente del Club Aéreo de San Antonio, quien realizó una primera pequeña expedición a los cerros donde se supone se encontraron los restos del avión estrellado.
En noviembre de 2007, el Club Aéreo de San Antonio y el Museo de Ciencias Naturales y Arqueología de San Antonio, organizaron una segunda expedición más numerosa y de tres dias a los cerros de Cuncumén, en donde además participó la Municipalidad de San Antonio, Canal 2, Antípoda, Grupo de Amigos del Museo y la Escuela de Ingenieros Militares de Tejas Verdes con detectores de metales, pero también y pese a la búsqueda. La expedición dirigida por Jorge Ponce, se encontró con una vegetación espinosa casi infranqueable, que dificultó la búsqueda que finalmente resultó infructuosa.

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