Los muelles abandonados del borde costero son los principales lugares de resguardo de a lo menos tres especies que habitan la Región de Magallanes E s en esta época, cuando los pichones ya crecidos se encuentran practicando sus vuelos, por lo que muchas veces caen al agua o aterrizan en el sector de la costanera, permaneciendo por un tiempo en descanso para volver a intentar retomar el vuelo.
Tal situación a originado que vecinos de la comuna recojan dichas especies y las lleven al servicio, señalando, por desconocimiento, que están perdidas o heridas, pero en realidad, lo único que se consigue es separarlos de su colonia, informó el servicio, quien comenzó de esta forma con una campaña educativa y preventiva para cuidar las colonias de Cormoranes que habitan el borde costero de Punta Arenas.
Las colonias de cormoranes ubicadas principalmente en el muelle Loreto y en otros muelles en desuso en el sector de la costanera, se han convertido en un atractivo turístico de la ciudad, siendo un punto obligado para visitantes y una de las escenas más fotografiadas de la ciudad.
Estos muelles no solo son apostaderos para las aves, sino que en ellos se constituyen colonias reproductivas, donde las aves nidifican y crían a sus polluelos.
La principal especie que ocupa estos espacios es el Cormorán Imperial (Phalacrocorax atriceps), especie protegida por la Ley de Caza 19.473 y que acá cohabita junto a cormoranes de las rocas, gaviotas dominicanas y australes, entre otras.
Por lo anterior el SAG de Magallanes llama a que los visitantes tengan un adecuado comportamiento al visitar la colonia, evitando posibles disturbios provocados tanto por visitantes que se acercan a muy poca distancia para fotografiarlos, por perros que son paseados sin correas por sus dueños o por personas que tratan de capturarlos.
El Servicio Agrícola y Ganadero recomienda que cuando se vean cormoranes jóvenes en la playa, se les de el espacio necesario para que no se sientan acosados, ya que los padres de estos siguen realizando cuidados de los volantones una vez que han caído de los nidos, llegando constantemente a la playa para alimentarlos y protegerlos.
“Nos ha tocado recibir cormoranes jóvenes que nos han traído vecinos del lugar, pensando que se encuentran perdidos o abandonados, por desconocimiento de que los padres siguen preocupados de ellos. En estos casos, dado que ya fueron sacados de su medio, el SAG hace todo lo posible por criarlos en cautiverio hasta que puedan recuperarse, pero es un trabajo complicado y no siempre viable, debido a la poca adaptación de estos animales a la falta de libertad y a los altos requerimientos alimenticios, ya que comen al menos 4 sardinas frescas por día” comenta el Director Regional del Servicio Agrícola y Ganadero de Magallanes, Jorge Cvitanic.