“Pedro Urdemales” lleva sus cuentos a Última Esperanza

General
17/03/2014 a las 10:35
Mañana a las 20 horas, en el Salón de Eventos del Liceo Politécnico Luis Cruz Martínez, de Puerto Natales, se presentará la obra de teatro “Los Cuentos de Pedro Urdemales”, en una adaptación del actor y director teatral Eduardo Reyes (Compañía Teatro Búfalo). Este montaje rescata a uno de los personajes más tradicionales del patrimonio cultural y de la tradición folclórica chilena e hispana.
Se trata de una ágil puesta en escena, con una interesante muestra de estilo del teatrero; la obra habla de la lucha del hombre por sobrevivir. “Es un homenaje a las personas que viven en la calle”. La producción es de Teatro Búfalo y lo expresa utilizando el teatro de máscaras (rostro de árbol y su nobleza), el teatro físico (mutable e histriónico) y efectos de luz (variante de narración oral). Todo lo que en esencia es Pedro Urdemales.
El protagonista
Pedro Urdemalas o Pedro de Urdimalas es un personaje folclórico de origen español producto de la tradición oral y literaria, de donde pasó a formar parte de la tradición latinoamericana. Es un típico representante de la literatura picaresca, siendo comúnmente un pillo o burlador de carácter campestre. Un punto interesante es que parece haber desaparecido de la conciencia popular ibérica moderna como personaje folclórico, mientras que ha perdurado en América Latina donde se le conoce por varias designaciones Pedro Urdemales (México, Chile), Pedro Malasartes (Brasil), Perurimá (Paraguay) y Pedro Rimales (Argentina, Bolivia, Colombia, Perú y Venezuela).
El origen de este personaje está en las leyendas medievales españolas. La primera aparición de este personaje folclórico en la literatura de Chile se da en la Historia de Pedro Urdemales (Yungay, 1885). En esta novela el personaje nace en la noche del 23 de junio de 1801 en una choza situada en la ribera izquierda del caudaloso Maule. Presumiblemente esa publicación reflejó no sólo la existencia de una tradición oral sino también un interés más general en sus aventuras. Según la historia, murió bastante joven y de vergüenza porque una sabia anciana lo engañó. Pero una versión alternativa posterior sugiere que a pesar de ello luego se recuperó y engañó a la misma muerte.
Del Pedro de Urdemalas del folclor español, el personaje en el mundo latinoamericano heredó su carácter mutable: caballero o peón, cura o mujer, es cualquiera y a cualquiera entiende. No está fuera de lugar en ninguna parte y en todas sabe comportarse. No hay oficio que no practique o herramienta que no domine. Hace fortunas. El mundo entero está para su provecho. Y sin embargo, nunca tiene nada, carece de amigos, familia o cualquier arraigo humano. Conoce a todos pero nadie lo reconoce: por un lado estafador común y corriente, por la otra, esencia de los humanos, que viven y sobreviven gracias al ingenio, cualquiera y doquiera, es el antihéroe por excelencia, “pícaro andante” o más bien vagante a través de un mundo miserable y ajeno, incapaz de controlar su propio destino, pero al mismo tiempo invirtiendo verdades aparentes y “revelando” obscuridades: su aparente debilidad es el poder que hace débiles a los poderosos, incluso a el Mandinga (el diablo), el que la tradición popular cuenta que ha sido capaz de engañar en más de una ocasión.
En Chile es caracterizado como un personaje que principalmente busca satisfacer sus necesidades y deseos sin consideración alguna por otros. En cambio, hacia el norte -por ejemplo en Guatemala- se percibe más como héroe popular que embauca a los ricos y poderosos para ayudar a los pobres.

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