
A principios de semana, el titular de Enap en la región (tras una cita con representantes de la Confederación de la Producción y el Comercio, CPC), se pronunció, por primera vez desde que se destapó la polémica, sobre el aumento del valor que experimentará el gas. En aquel instante, Briano declaró que “nadie está obligado a comprarnos gas. Si a alguien no le gusta el precio que tiene Enap para sus productos, se lo pueden comprar a otros”.
Estos dichos provocaron que, prácticamente, todo Magallanes se fuera sobre él e, incluso, algunos hasta exigieron que se le pidiera el cargo. “Estoy muy tranquilo”; partió diciendo Briano, para luego explicar que “esto se entendió como un mensaje para los magallánicos, de que tienen que ir a buscar abastecimiento energético a otra parte. Eso, no lo quise decir”, comentó mientras agitaba su café.
“Lo que quise decir es que si Gasco y Methanex, que son nuestros clientes, están insatisfechos con nuestros precios o con las condiciones que les ofrecemos, son libres de ir a buscar abastecimiento de gas con otros proveedores, como de hecho lo hacen; lo que es muy bueno, porque eso mantiene la competencia en el mercado”, agregó.
Tras una pausa, quizás para buscar las palabras precisas que expresaran de buena forma el mensaje que la estatal iba a enviar a la comunidad que no vio con buenos ojos sus palabras, el gerente y mandamás de Enap habló: “Nosotros tenemos una obligación con los consumidores residenciales magallánicos y la vamos a cumplir. Si alguien creyó que mis dichos iban a los consumidores residenciales, me entendió mal; si es necesario pedir disculpas por esto, feliz le pido disculpas a la gente”, dijo Briano, agregando que “es importante que la gente sepa que Enap, y yo mismo, los respetamos profundamente. Jamás diríamos ‘si te gusta, bueno’”.
Claramente la situación vivida estos días no fue agradable, ni para él ni para la propia estatal, y eso se apreciaba. Enap entró en un entuerto debido a unas declaraciones que buscaban desligarla de la polémica suscitada por las alzas que las grandes empresas de la región traspasarán a sus productos por el aumento del gas, pero terminó aún más sumida por la rabia de la comunidad que, a todas luces, lo único que quiere es que le digan la verdad: ¿vamos o no a desembolsar más dinero a fin de mes?