
La milagrosa recuperación que ha experimentado Iván Wiedeman Brown, tras recibir 14 puñaladas en distintas partes del cuerpo, le permitió pasar rápidamente de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Regional a la Unidad de Cuidados Intermedios y ayer al Servicio de Cirugía.
Los hermanos Víctor Henríquez, de 22 años, y Mario Andrés Domínguez Oyarzún, de 18, además de Gonzalo Fabián Ampuero Coronado, de 30 años, fueron enviados a prisión a petición del fiscal Felipe Aguirre, quien inició una investigación en contra del trío por el delito de homicidio simple en grado de frustrado. Todos fueron detenidos por la Brigada de Homicidios (BH) de la Policía de Investigaciones (PDI).
Existe coincidencia en que de no mediar la oportuna intervención médica, en este caso la operación del cirujano Hernán Carrasco, la víctima pudo morir desangrado dado el tipo de lesiones que recibió.
Entrevistado por Diario El Pingüino, Wiedeman Brown reconoció que estuvo bebiendo, entre otros, con Mario Domínguez, alias “Mascota”, en una multicancha.
“Considero un milagro estar vivo” y, agregó, “dos veces no la cuento”. En referencia a su recuperación dijo: “el martes estuve en la UCI, miércoles en Cuidado Intermedio y ayer (miércoles) me colocaron un tubo en el otro pulmón, porque tengo los dos heridos y me hicieron transfusión de sangre. Y hoy (ayer) milagrosamente comencé a recuperarme y ya me siento mejor de las catorce puñaladas que me dieron”.
Admitió que discutió con “Mascota” y que tras un par de empujones se retiró del lugar. “En ese momento pasamos el puente República y, luego, bajamos Colón para ir a tomar un colectivo. Hasta que de repente sentí dos puñaladas en la espalda. Fueron como dos cosas que entraron y salieron y tres palos en la cabeza y, cuando me di vuelta, Víctor Henríquez (Domínguez), apodado “El Bobi” me propinó tres puñaladas, una cerca del corazón. Y “El Chino” me dio otra y también me pegaron con palos, luego arrancaron”.
Wiedeman estaba consciente pero dice que sentía toda la ropa mojada, por la sangre. “Llegamos a España y caminamos hasta Errázuriz, a un radiotaxi, donde luego llegó la ambulancia. Ahí me empezó a venir sueño. Tenía ganas de dormir y en el hospital perdí el conocimiento”.