
La millonaria inversión (cerca de US$ 300 millones) que llevará a cabo el grupo Ultramar y Empresas Copec en Magallanes para la extracción de carbón en Isla Riesco, sigue a pie firme. El proyecto, que busca abastecer cerca del 30% de la demanda nacional del elemento, solventando en parte la compleja dependencia energética que tiene el país, se encuentra en pleno proceso de gestión de los permisos ambientales.
Tema no menor, ya que este significativo proyecto generó en un principio ciertas aprensiones, cimentadas, principalmente, por el caso de la mina Pecket, donde los trabajos para extraer el mineral dejaron una superficie de alrededor de 2,5 por 1,5 kilómetros (equivalente a un cuarto de la superficie de Punta Arenas). Esto, debido a que en aquella época (década de los 80), no existían los planes de mitigación de daños en el entrono.
Ya en siglo XXI, con más de una década de existencia del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (e-seia), las condiciones y requerimientos son otros. Así lo hizo ver el gerente general de Minera Isla Riesco, Jorge Pedrals, quien manifestó ayer que “las inquietudes que tenían el mundo, y Chile en particular, durante la década del 80, en la que se desarrolló el proyecto de Pecket, son muy distintas. Son otras las preocupaciones, respecto de las que se tienen hoy sobre el desarrollo de proyectos”.
Pedrals, además, explicó que “eso hace que, desde el punto de vista del desarrollo de la mina, existan una serie de consideraciones que antiguamente no se tenían presente y que hoy sí se tienen, y que apuntan a minimizar las superficies que se están utilizando”.
Respecto de las expectativas de exploración, informaron que, en un intervalo de 20 años, se debería explorar del orden de cuatro millones de toneladas de carbón, de las cuales, se impactarían menos de dos mil hectáreas dentro de la isla. “Esta superficie es considerando todo: mina, botadero, áreas de caminos, el sector donde van a estar el campamento minero y las instalaciones de los camiones”, explicó el gerente de Isla Riesco, quien además agregó que el desarrollo de la operación minera es tal, que en la medida que se va abriendo la mina, “en el mismo momento se va cerrando” con los desechos de la extracción.
“Los botaderos no sobrepasan ciertas alturas, tienen las superficies alisadas, que buscan mimetizarse con el contorno y el medio ambiente que los rodea. Además, esas superficies van a ser plantadas con pastizales, de tal manera de que el desarrollo de la mina, va a ser totalmente distinto a como se llevaba a cabo hace muchos años atrás”, afirmó Pedrals.
Respecto del proceso de reclutamiento de personal, el gerente general de la minera comentó que el peak se registrará a contar del segundo semestre del próximo año y que ya cuentan con más de 2.000 currículum, en su mayoría, de magallánicos.
“El proceso de contratación va a tener su punto más fuerte a contar del segundo semestre del próximo año. El impacto laboral que va a tener en la zona se va a iniciar a fines de este año, principios de 2010 con la construcción del puerto, en que debiéramos llegar a un peak de cantidad de gente de alrededor de 700 u 800 personas trabajando directamente”, comentó.