Cansada y aburrida de los malos tratos que recibía por parte de una paraguaya, dueña de un conocido local nocturno de avenida Independencia, una prostituta llamó a sus compañeras de oficio a unirse en contra de los extranjeros que llegan a Punta Arenas a instalar negocios para ejercer el comercio sexual. Lo hacen, dijo, amparados en disposiciones que les permiten trabajar en Chile sin mayores contratiempos y con todas las facilidades del caso.
“Coni”, como se identificó esta mujer treinteañera oriunda de Valparaíso que ejerce la prostitución desde los 15 años, con algunos intervalos en el tiempo. Hace dos meses llegó a Punta Arenas, pero antes ya había estado en la ciudad.
Después de un desafortunado episodio que vivió el fin de semana, donde un cliente la amenazó de muerte en el local donde trabajaba, dijo que las connacionales que trabajan para “patronas” extranjeras son discriminadas y sufren maltratos sicológicos. “Nos dicen chilenas tal por cual, nos tratan como quieren y, más encima, nos hacen trabajar sin contrato pero a sus compatriotas, que traen engañadas de Paraguay, si les hacen contrato y en ocasiones las abofetean delante de la gente. Realmente no entiendo lo que está sucediendo, porque estamos en nuestro propio país y nadie nos defiende. Por eso, pregunto: ¿Quién es el llamado a poner orden en esto?”.
Muchas tienen miedo de hablar por temor a las represalias, pero “Coni” dijo estar cansada de aguantar tantos abusos “porque yo estoy en mi país y no tengo por qué ser maltratada y menos por una extranjera que viene a Punta Arenas a abrir un local, se llena de plata y después se vuelve a su país”. Una situación que sufren muchas chilenas y, por lo mismo, le gustaría que otras hicieran la misma denuncia.
“Todas no son iguales”
Es enfática en aclarar que “no todas las extranjeras son iguales, porque yo he trabajado con colombianas y dominicanas y no son problemáticas, a diferencia de las paraguayas. Por eso digo que ya está bueno que las extranjeras vengan a nuestro país, nos traten mal y a ellas les hagan contrato y les paguen imposiciones”, lo que no es recíproco con las trabajadoras sexuales chilenas.
Muchos no entienden que las autoridades permitan que extranjeras (de Colombia, Ecuador, Argentina y Perú), obteniendo las respectivas autorizaciones de trabajo, ejerzan la prostitución sin mayores contratiempos.