
Me he encontrado con un sapo que sabe que es tal y no se ha puesto disfraz de príncipe. Al ser tan honesto, transparente y leal con sus principios de sapo, a mis ojos progresivamente se ha “des-sapitizado”. Él no pretende ni busca que yo lo vea como un príncipe y afortunadamente nunca lo vi como uno, probablemente la magia está en que yo mostré mis aspectos de bruja desde el comienzo, sin exagerar ni minimizar, porque no buscaba conquistarlo, entonces se fue gestando una relación muy particular. Él no quiere bruja ni princesa, ya que la princesa que amó, era demasiado buena para permanecer en este mundo y tuvo una prematura partida. La bruja que vino después, le ha dejado cicatrices y lo atormenta a la distancia. En definitivas cuentas puedo decir que este es el sapo más lindo con el que me he encontrado, porque no daña. Cuando me confiesa qué quiere conmigo y qué no, me da todo el espacio y libertad del mundo para poder protegerme, porque tal como leí en una revista una vez. “Nadie puede dañarnos sin nuestro consentimiento”. Curiosamente y superando las expectativas, la amistad y compañía de este sapo ha endulzado mi vida y me gusta pensar que esta “prinbuja” que soy, le ha hecho bien también.