Un rechazo absoluto hicieron los políticos chilenos respecto del derrocamiento del Presidente hondureño Manuel Zelaya.
Las declaraciones de molestia por el hecho fueron encabezadas por la Presidenta Michelle Bachelet, quien rechazó categóricamente los hechos que alejaron del poder al mandatario de Honduras.
El golpe “violenta el orden constitucional en esa República y que adicionalmente contraviene de manera flagrante las disposiciones de la carta de la OEA  y sus instituciones fundamentales”, señaló la Presidenta a través de un comunicado.
 Bachelet declaró que “reconoce al Presidente Zelaya como el democráticamente electo” y que su derrocamiento significa un “gravísimo retroceso” en el proceso democrático que se desarrolla en el continente americano.
Bachelet finalizó manifestando que  su gobierno “exige el restablecimiento de la democracia en Honduras y la reinstalación inmediata del Presidente de la República, José Manuel Zelaya, legítimamente elegido por el pueblo hondureño”.
Por su parte, el presidente de Renovación Nacional, Carlos Larraín,  se sumó a la posición del Gobierno respecto a rechazar el golpe de estado.
Sin embargo, el timonel de RN manifestó que “a veces un golpe de Estado se justifica cuando en el orden del estado anterior de las cosas, la situación anterior era muy mala, por ejemplo como lo hizo don Ricardo Lagos, cuando las fuerzas armadas venezolanas tuvieron al presidente Hugo Chávez fuera del cargo”, lo que seguramente generará más de alguna polémica.