
Sin embargo, los conductores minusválidos denuncian que éstos en incontables oportunidades son utilizados por personas inescrupulosas que se estacionan en los lugares que para personas que tienen impedimentos físicos.
“Es un abuso, estas personas ni siquiera disimulan, a veces se bajan y parten corriendo, mientras uno debe buscar otro lugar”, comenta Hernán Haro, quien sufre una atrofia muscular.
“A nosotros nos entregan una identificación en el registro civil, para que cuando seamos transportados o manejemos un vehículo tengamos el derecho de utilizar los estacionamientos reservados. No basta que sólo fiscalicen si tenemos la Cruz de Malta (símbolo para identificar a quienes tienen discapacidad) pegada en el vehículo, ya que muchos frescos compran el adhesivo y lo pegan sin remordimiento”, comenta Haro.
Asimismo, agregó que cuando los estacionamientos reservados están ocupados “llamó a Carabineros o a la municipalidad, pero es una lata a si que generalmente me estaciono en otro lugar”.
Carlos Hernández trabaja en el edificio de la intendencia. Producto de su discapacidad ocupa los estacionamientos que están justo enfrente de su lugar de trabajo. Pero sólo cuando puede, pues “muchas veces me encuentro con la ingrata sorpresa de que los dos lugares reservados están ocupados por gente a quienes no les corresponde y no sólo aquí, sino en otros lugares. Es cosa de ver, no sólo lo que sufrimos nosotros, hay filas y reservados de otra índole, por ejemplo, para personas de la tercera edad o embarazadas que nadie respeta, es como si les diera lo mismo”, lamenta.