
En principio, el atropellado, que aparentemente no sufrió lesiones de consideración, comenzó a atacar con pies y puños el móvil, logrando arrancar el espejo retrovisor que correspondía al lado del conductor.
No satisfecho con causar este daño, el iracundo ciclista procedió luego a levantar su bicicleta y la arrojó contra el parabrisas del carro.
Finalmente, el vehículo se alejó rápidamente del lugar, mientras que el ciclista escapó en dirección contraria.