
La joven de 21 años, quien a esa hora se encontraba durmiendo plácidamente, atinó sólo a tomar unas prendas de vestir y ropa de cama para escapar corriendo a toda velocidad de su vivienda. La mujer, gracias a que escapó a tiempo y no se detuvo a rescatar pertenencias que la hubiesen retrasado, resultó ilesa.
Con desesperación y llanto, Astorga veía como su hogar, ubicado en calle Covadonga #45, era consumido rápidamente por las poderosas e intimidantes llamas, las que alcanzaban los seis metros de altura.
En breves instantes, vecinos del sector alertaron a Bomberos, quienes llegaron al lugar del terrible siniestro. Para combatir el fuego, fueron convocados los voluntarios de la 2ª, 3ª, 4ª, 5ª y 7ª compañías de Punta Arenas.
Ante tal situación, el nerviosismo producido se apoderó de los caballeros del fuego. Los voluntarios Daniela Rojas y Juan Paredes, de la 2ª compañía; y Maximiliano Vargas y Fabián Pavez, de la 3ª, resultaron con lesiones de carácter leve cuando se enredaron con una manguera que fue arrastrada por un vehículo en el lugar.
Las llamas cobraron aún más fuerza cuando alcanzaron un camión patente NL 34 78 de gran tonelaje, el que estaba estacionado al lado de la casa. Ante esta situación, los voluntarios redoblaron esfuerzos para apagar las feroces flamas, las que durante algunos instantes parecían imbatibles.
Testigos del suceso cuentan que se observaron dramáticas escenas de los voluntarios tratando de extinguir las llamas. La situación demandó el máximo esfuerzo y recursos dispuestos para aplacar el voraz siniestro.
El combate contra el fuego duró aproximadamente dos horas. Cerca de las 9.30 horas, Bomberos logró definitivamente extinguir la emergencia. Las viviendas aledañas al lugar de la tragedia, afortunadamente, no sufrieron daños gracias a la muralla cortafuegos que cercaba el perímetro de la vivienda.
Sin embargo, el saldo de la tragedia fue desolador. La vivienda resultó absolutamente destruida, al igual que el vehículo de transporte de carga que se ubicaba estacionado al interior del domicilio.
La dueña del inmueble destruido, Marisol Castillo, quién además es madre de la joven que dormía en el lugar, se encontraba abatida ante el triste panorama que se observaba en el lugar luego de que las llamas consumieran su casa.
“Se perdió todo, no quedó nada por rescatar”, señaló con amargura y desaliento. La mujer declaró que es muy chocante y desalentador ver que en un instante se puede perder todo.
“Afortunadamente, yo no vivo acá, tengo otro domicilio así que no es para morirse”, dijo Castillo con algo de alivio que contrastaba el semblante triste que portaba.
La dueña de la vivienda señaló además, que el inmueble tenía seguros comprometidos que debiesen hacerse efectivos en caso que los peritajes que se efectúen en el lugar determinen que el riesgo deba ser cubierto por la compañía aseguradora.
No obstante, el camión que resultó dañado y que era utilizado para transporte de carga internacional, no contaba con seguros, por lo tanto, la pérdida del vehículo no será recompensada.
En el patio de la vivienda se encontraban durante la tragedia un par de canes que eran las mascotas de la hija de la dueña de casa. Se temió que éstos hubiesen perecido calcinados. Afortunadamente, las mascotas se refugiaron debajo de unas latas y escombros que habían en el lugar, resultando absolutamente ilesos, situación que atenuó en parte la pena de la dueña de la casa destruida.
Según las primeras hipótesis que se manejan para explicar el factor que gatilló la tragedia, la mujer que habitaba el lugar habría dejado secando prendas de vestir cerca de un calefactor, las cuales se habrían inflamado. Una costumbre que, como se puede apreciar, puede llegar a tener graves consecuencias si no se pone atención.