La medida adoptada por el Concejo Municipal, les costó sólo en concepto de entradas, entre las tres discos, alrededor de $ 7,4 millones.
El mandato del Concejo Municipal se hizo respetar y las discotecas a las que se les prohibió atender público mantuvieron sus puertas cerradas, para pesar de la bohemia puntarenense y, en especial, para sus dueños. Según comentaron los empresarios de los tres locales afectados, la medida les registró pérdidas millonarias y un gran impacto para la economía local.
En una sesión extraordinaria del concejo en pleno, realizada el pasado viernes, se decidió no otorgar la patente de alcoholes, ni mucho menos un permiso provisorio, a tres de las principales discotecas de la ciudad: El Templo, Kamikaze y Club Roxy, por no cumplir con la reglamentación.
La medida, tal y como afirmó el alcalde Vladimiro Mimica, que está destinada a cumplir la Ley Orgánica de Municipalidades y sus disposiciones, como la seguridad al interior de los recintos nocturnos, generó, por otro lado, una pérdida importante de recursos: sólo en concepto de entradas, entre las tres discos, se perdieron alrededor de $ 7.400.000, a lo que se suman las ganancias por ventas, que según afirman, podría dar un total cercano a los $ 10 millones.
“Hay una gran pérdida monetaria, de eso no hay duda. Hay costos fijos que hay que mantener, franquicias que hay que pagar, como en el caso de Kamikaze, además del pago de arriendo, del personal y proveedores, entre muchas otras”, aseguró Francisco Álvarez, dueño de las discos Kamikaze y Club Roxy.