Este agosto está resultando devorador o mejor dicho “llevador”, tal parece que en lo personal nos estamos salvando, pero no está teniendo respeto con las letras ni con el fútbol; se llevó a Alfonso Calderón y a “Chamaco” Valdés, ambas figuras señeras de mi adolescencia serenense, previa a la fuga que hiciera a la capital “buscando mi destino”. En mi concepto, reconozco a Calderón como un escritor de verdad, con la erudición de un lector apasionado y con una memoria a la altura de su vocabulario, a la hora de convertirlo en conversación.Lo recuerdo en mis caminatas juveniles por  Larraín Alcalde esquina Ánima de Diego, calles serenenses que no ha logrado “comerse” la modernidad y el progreso; cercanas a su domicilio de entonces, tengo memoria de varias tertulias en “El Refugio”, Fuente de Soda de doña Corina Jordán, que ofrecía su amable rincón cervecero a los parroquianos del sector, entre ellos Alfonso y Escalona (otro prócer futbolista local) que algún parentesco los unía, tengo entendido. Lo cierto es que escucharlo era como instalarse frente al “Tesoro de la Juventud”, textos donde uno encontraba de todas materias y temas. Estas evocaciones a la hora de su partida, me hacen coincidir además, que Don Alfonso no sólo fue capaz de engendrar literatura en textos, sino en la mentalidad de sus hijas Teresa y Lila, a quienes reconozco méritos poéticos también.
Respecto a “Chamaco” Valdés, también tiene que ver con mi adolescencia de esa época, ya que en los comienzos de la participación del equipo local en el fútbol rentado, fueron contratados Arturo Farias y Rogelio “Mono” Núñez como refuerzos; ambos llegaron a vivir a nuestro vecindario (Población EMPART). Obviamente este acontecimiento fue una locura para todos los aspirantes a crack que vivíamos en el sector. Los hacíamos levantarse apenas despuntaba el alba, para enseñarnos a manejar el balón, labor que cumplían con mucha voluntad. Esta cercanía nos permitió conocer a muchos colocolinos y seleccionados chilenos, entre ellos “Chamaco”, que llegaban a visitar a nuestros “ilustres vecinos” hace rato en el más allá. Vaya este responso de poeta para ambos.