Hondo pesar en Comunidad Salesiana por fallecimiento de la religiosa María Boric

General
03/09/2009 a las 09:31
A los 100 años ha partido sor María Alfonsina Boric Crnosija, una mujer plena que consagró su vida a Dios, a las jóvenes y a los más necesitados. Sus cercanos la recuerdan como una persona alegre, solidaria, activa a más no poder, amante del teatro y como una trabajadora silenciosa. Sus funerales se realizarán hoy a las 14.00 horas, saliendo desde el Instituto Sagrada Familia (Insafa) hacia el Santuario María Auxiliadora, donde habrá un responso para dirigirse posteriormente al Cementerio Municipal.
María Boric fue una destacada profesora normalista, nació el 2 de agosto de 1909  en Magallanes, hija de Luis Boric y de Natalia Crnosija. Creció en una familia cristiana rodeada de sus 10 hermanos. De esos alegres niños tres fueron religiosos. Vladimiro, primer obispo de Magallanes, Angela y María, quien a los 23 años ingresa al noviciado de las hijas de María Auxiliadora.
En 1934 profesa sus primeros votos de castidad, pobreza y obediencia y es destinada por primer vez al Instituto Sagrada Familia (Insafa),  institución que la acogiera durante gran parte de su vida.
Como profesora normalista, siempre estuvo dispuesta a ayudar a sus alumnas. Su entrega apostólica en la tierra magallánica fue siempre sin medida. Animadora de comunidades: del Liceo María Auxiliadora de Valparaíso, del Colegio el Centenario de Santiago, directora y profesora del Colegio María Mazzarello de Puerto Natales, encargada de la formación humana y cristiana de las asesoras del hogar, a quieres les entregó lo mejor de sí misma.
Durante sus últimos años permaneció postrada en cama.
La directora del Insafa, la religiosa Daria Marchetti,   comenta visiblemente emocionada que “se fue apagando lentamente como una llamita, hasta que finalmente su corazón se detuvo. De ella nos queda el recuerdo y su ejemplo de lo que significa dedicar toda una vida al servicio de la educación de las jóvenes. En comunidad siempre fue para nosotras las hermanas un estímulo para dar al Señor, un sí generoso y entregarnos con alma, vida y corazón a cada joven que él nos confía”.
En tanto, las profesoras Viviana Álvarez y Adriana Vera recuerdan que trabajaba los domingos con las asesoras del hogar, que era realmente cuando ella podía descansar. “Donó su vida al servicio de los demás. Le gustaba mucho la parte artística, siempre fue muy cuidadosa del orden de las niñas. Estuvo encargada del kiosko, donde vendía dulces en los recreos y los buzos del colegio”, señala Álvarez.
Agregan que “durante toda su vida nunca dio algún problema, ni molestó jamás a nadie, incluso en sus momentos de enfermedad. Ella ya tenía su alma y su espíritu preparados para ir al encuentro de Dios, y eso se notaba porque reflejaba mucha paz. Lo rescatable de sor María, es el valor del servicio, la generosidad, la donación gratuita sin medida y la sencillez, ya que disfrutaba las pequeñas cosas de la vida y eso nos queda como enseñanza”, indicaron ambas docentes.

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