
Ha pasado con ellos largos diez años, viviendo en una de las residencias a cargo del Sename, debido a la situación del menor. “Teníamos la esperanza de que algún día, alguien del grupo familiar se pudiera hacer cargo de él, lo que nunca sucedió”.
Reconoce en este adolescente un “abandono afectivo”, pese a tener padres y compromisos asumidos. Esta situación lo metió en el peligroso camino del consumo de alcohol y drogas. Montiel dijo que el menor pasó por todos los sistemas, como la Unidad de Desintoxicación del Hospital Regional, después ingresó a la Comunidad Terapéutica Identidad Sur y recibió asistencia de los programas de intervención especializada y en la residencia Cardenal Raúl Silva Henríquez. En este último lugar le establecieron horarios y compromisos que nunca quiso acatar hasta que hace dos meses el Tribunal de Familia conminó al padre hacerse cargo del hijo. “Lamentablemente este menor tiene una conducta oposicionista muy fuerte que impide obtener resultados favorables. Pese a ello seguirá teniendo nuestra ayuda, siempre y cuando él lo requiera, y tenga la voluntad de cambiar sin querer fugarse de los espacios de tratamiento”, indicó Montiel.