
Las víctimas, Sigifredo Téllez Toledo y Luis Fuentes Peralta, vivieron experiencias traumáticas que jamás podrán olvidar.
El primer asalto fue el 15 de mayo, alrededor de las 10 horas, cuando Téllez guiaba un taxi colectivo por calle Zenteno. Al llegar a Capitán Guillermos lo hizo parar Avendaño, quien se subió en el asiento trasero y esperó que llegaran al Barrio 18 de Septiembre. Estando a solas con el conductor, le puso un cuchillo en el cuello y le exigió que subiera al sector del Andino. Ahí lo hizo bajar y cuando lo tenía boca abajo le sacó los cordones de los zapatos para amarrarle manos y pies y luego le robó $15 mil. Seguidamente lo metió en el portamaletas y le tapó la boca con un calcetín. El propio delincuente tomó el volante, con su víctima atrás, recorrió diversos sectores de la ciudad hasta llegar al pasaje Ñandú donde el automóvil quedó detenido por una falla mecánica. Esto lo aprovechó el asaltado para huir y Avendaño se dio a la fuga corriendo a pie.
Segundo asalto
La segunda víctima del antisocial fue otro colectivero: Luis Fuentes Peralta, de 63 años, quien fue abordado por Avendaño en Luis Alberto Barrera esquina Capitán Guillermos. Esto ocurrió el mismo 15 de mayo, pero a las 17.30 horas. Utilizando una modalidad similar, Avendaño se ubicó en el asiento trasero y cuando llegaron al Barrio 18 de Septiembre extrajo un cuchillo cocinero con el que intimidó a su víctima obligándolo a trasladarse al Andino. Ya en este punto, ubicado a más de cuatro kilómetros del centro de la ciudad, le exigió a su víctima que descendiera. Las intenciones eran robarle el auto, porlo que lo dejó boca abajo, y cuando le iba a sacar los cordones de los zapatos para amarrarle las manos, Luis Fuentes logró tomar el cuchillo del asaltante y pegarle en el rostro.
Después de varios forcejeos, Avendaño quiso liquidar a su víctima golpeándolo en el rostro con una piedra, lo amenazó de muerte y solamente se salvó porque a lo lejos apareció una luz. Era un vehículo que se fue acercando y cuando estaba muy cerca alumbró el área y el asaltante huyó saltando una alambrada. Fue el instante que aprovechó la víctima para huir del lugar.
Perpetua
Gonzalo Aranda solicita que el acusado, Cristian Avendaño Ojeda, sea condenado por el delito de robo con violencia e intimidación en grado de consumado, y por un delito de robo con violencia e intimidación calificado en grado de frustrado.
Por ambos delitos, el fiscal pide para el autor una pena única de presidio perpetuo simple.