El Duro Costo Estudiantil del Paro de Profesores por Carolina Yacoman

General
30/10/2009 a las 15:27
Espacio de tiempo en que alguien está sin trabajar, dice el diccionario. Pero todos sabemos, largamente, lo que significa el concepto. Todos hemos participado, conciente o inconcientemente, en pequeñas o –a veces- no tan pequeñas huelgas. Para obtener una reivindicación laboral, económica, social, legítima o a veces no tan legítima, indiscutible o no tan clara. La más frecuente de las huelgas es la que ejecutan los trabajadores para presionar a un empleador con el que no han podido llegar a acuerdo. Se ejerce una medida de fuerza que afecta al contradictor que no quiere o no puede dar lo que se le pide. Hay una presión para que la contraparte ceda hasta que entienda que mantener su posición le puede salir más caro que soportar el paro de sus trabajadores. Quienes pierden son, sin embargo, los que participan en el proceso. Pero hay ciertos tipos de huelgas que son menos comprensibles y que se hacen cargantes porque se perciben injustas desde su origen: se inician contra el gobierno –de quien se quiere obtener algo- pero la medida de presión es completamente indirecta. No se presiona al gobierno, sino a un tercero que, normalmente, no tiene nada que decir en el proceso y que no puede defenderse. Se supone que la presión hará que él mismo termine por acudir al gobierno para que conceda los que los huelguistas piden, con o sin razón. Ello, con tal de no sufrir más los efectos de este entierro en el que no llevan vela alguna, pero tienen que pagar los condumios de todos los deudos.
Es lo que pasa con el Colegio de Profesores. La verdad es que no tengo los elementos para pronunciarme sobre la procedencia de la famosa deuda histórica. Sin embargo, claramente quiero que ganen más dinero. Pienso que hay consenso en Chile, acerca de la falta de justicia en el pago que se hace a ellos. Casi se puede hablar del “pago de Chile”. También pienso que muchos profesores hacen mucho por su profesión –puedo dar testimonio con nombres y apellidos de profesores y profesoras ejemplares, heroicos-  así como hay algunos que pueden hacer más por si mismos y por sus educandos. Esto ayudaría a un consenso aún mayor respecto de la necesidad de mejorar sustancialmente sus retribuciones.
Pero nada de ello dice relación con el bochornoso espectáculo de estos días en que, ad portas de una elección parlamentaria y presidencial, y a punto de terminar el año escolar, se embarcan en una huelga en que los presionados, los castigados, los que sufren las consecuencias, son los mismos estudiantes.  Desde la perspectiva de los huelguistas el momento no pudo ser más oportuno: el país lleno de candidatos de todas las layas, con muchas ganas de decir que sí a todo y de apoyar cualquier cosa que les reporte el más miserable de los votos o, en el mejor de los casos, con la boca sellada por sus asesores, para que no se opongan a nada, si ello les hace perder la más mínima parte del caprichoso favor popular. Pero, los estudiantes, a punto de la PSU, de los exámenes finales, perdiendo, sólo perdiendo. Ellos, los alumnos, no lo saben, pero lo que han perdido estos días no lo podrán recuperar nunca. O les costará mucho. Los puntos menos en la PSU que los dejarán fuera de la carrera a la que –con tanto esfuerzo familiar, personal y del mismo Estado, querían llegar- no lo recuperarán jamás.
Los estudiantes lo perciben, pero realmente no se percatan de la enormidad del precio que pueden llegar a pagar por una huelga en que se les ha escogido como víctimas. Los profesores merecen un mejor trato económico, pero tendrán que asumir que esta huelga es de lo peor que se les ha ocurrido hacer para obtenerlo. Porque ellos sí saben las injustas consecuencias que han hecho caer sobre sus propios alumnos.

PUBLICIDAD

Pingüino Multimedia entrega este espacio a su público para la expresión personal de opiniones y comentarios apelando al respeto entre unos y otros desligandose por completo por el contenido de cualquier comentario emitido.

Comentarios


comments powered by Disqus
Más noticias
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD