
Zenteno fue uno de los 23 favorecidos con la “libertad condicional”. Primero se la otorgaron los ministros de la Corte de Apelaciones y luego fue ratificada por el seremi de Justicia, Javier Solís.
¡Libre!
A las 18.30 horas de ayer Gendarmería le abrió el portón a Ricardo Zenteno y, de un minuto a otro, pasó de 22 años de encierro a la anhelada libertad. Los gestos reflejaban un nerviosismo comprensible. Frente a sus ojos ya no tenía barrotes de fierro, sino que de fondo una ciudad que en dos décadas, para él, creció mucho. Una asistente social lo acompañó a la casa de su madre, donde se produciría un reencuentro íntimo que prefirió que fuera sin publicidad, porque era una sorpresa para la única persona que lo visitó siempre.
Pese a lo agradecido que está con Diario El Pingüino que en su edición del 16 de septiembre lo entrevistó, permitiendo que entes externos conocieran de su arrepentimiento y rehabilitación. En aquel reportaje dijo que los 22 años de encierro que vivió, sin salir nunca a la calle, lo consideraba un tiempo suficiente como para optar a un beneficio extra carcelario, como la libertad condicional, porque quería demostrarle a la sociedad que ha cambiado y que alias “El Cacho”, ese sujeto que sin piedad fue capaz de apuñalar a un taxista “murió”, y que en estas dos décadas de encierro nació otra persona.
Finalmente, y después de tanto postular, ayer le dieron la salida. Un beneficio que promete que sabrá cumplir y aprovechar.
“Aparte de los nervios me siento muy emocionado y triste por los amigos que dejo adentro, porque en 22 años una de las cosas que uno aprende es a tener amigos, porque estando preso a la gente le sale el otro yo”, dijo Zenteno a la salida.
Una vida nueva
“Nada de esto estaba”, indicó asombrado al salir al exterior y poner un pie a la salida del penal y ver las nuevas poblaciones y el centro de la ciudad.
“Ahora voy a una vida nueva y sea lo que Dios quiera”, comentó. “Lo que quiero es trabajar, que me den una oportunidad, y nunca más una cárcel, porque 22 años es mucho. La lección fue muy dura: entré joven y salgo viejo”, admitió.
Crimen
El 17 de octubre de 1987 Ricardo Zenteno dio muerte al taxista Delfín Mera Beltrán, crimen por el cual fue sentenciado a cadena perpetua simple. Los 22 años de encierro le sirvieron para reflexionar por el delito que cometió y por el cual estará eternamente arrepentido. Un hecho de sangre que perpetró en concomitancia con su entonces pareja, de 19 años, Verónica Beatriz Mansilla Díaz, alias “La Vero”.
El daño que provocó fue muy grande y ante ello el perdón a la familia de la víctima fue lo primero que quiso expresar en la entrevista anterior.
La rehabilitación es uno de los aspectos que tiene que haber pesado en esta nueva oportunidad que le acaba de otorgar la justicia y donde hubo muchos gendarmes que cumplieron un rol relevante.
Un camino que emprendió matriculándose en la escuela del complejo penitenciario (Colegio Andino), para terminar la enseñanza básica y luego la media. Después, el año 2007, rindió la Prueba de Selección Universitaria (PSU) pero el tipo de condena que cumplía le impidió salir a estudiar a un centro de enseñanza profesional.
Así que optó por cursar estudios por internet y así cumplió el sueño de ser bibliotecario.