El obispado desde hace más de diez años está trabajando en la educación de agentes para prevenir el consumo problemático de sustancias.
Conscientes de los problemas que genera el consumo excesivo de alcohol y drogas en la región, la Iglesia Católica de Punta Arenas está desarrollando un programa que tiene como objetivo sensibilizar y fortalecer los recursos de las familias cristianas para que asuman una actitud activa y preparada frente  al tema. Para esto desarrolla una serie de acciones en que la capacitación y la familia son fundamentales.
El sacerdote Jorge Teneb explicó que el obispado desde hace más de diez años está trabajando en la capacitación de agentes para prevenir el consumo problemático de alcohol y drogas. Es así como recientemente fueron certificados como monitores en el abordaje de adicciones siete personas de la diócesis de Punta Arenas. “Además, vamos a tener una capacitación de parte de organismos relacionados al tema para prevenir y contener el alcohol y las drogas”, dijo Teneb.
Para participar en la ceremonia de certificación de monitores, visitó la región el secretario ejecutivo de la Escuela de Estudios y Formación en Adicciones y Situaciones Críticas Asociadas (Efad), Mauricio Zorondo, quien dijo: “Estamos desarrollando un proyecto que lo que busca es intervenir en las comunidades católicas, para poder formar personas y líderes para la prevención de drogas a través del programa Prevenir en familia del Conace y de los programas que tiene la pastoral nacional de alcoholismo y drogadicción. Con eso estamos formando gente, realizando acciones de intervención en las familias y estamos concitando la generación de redes de encuentro acerca de este problema”.
El profesional agregó que “lo que parece ser un problema aquí no son necesariamente las drogas ilegales, sino las legales como el alcohol, tabaco y especialmente los solventes, y respecto a los solvente ese es un gran tema porque la política de droga que impulsa el país está enfocada sobre otras sustancias y no sobre esto, entonces es un espacio que está bien desvalido, en que el Conace de la región ha puesto mucho énfasis y que nosotros también a través del trabajo con la familia en las comunidades cristianas hemos tratado  de abordar”.
“Es un tema que habla de la pobreza, de las condiciones de abandono de muchos jóvenes y adultos, de la precariedad de las relaciones familiares y comunitarias, por tanto todos tenemos que hacer un esfuerzo en este tema”, finalizó.