
Según la versión de la propia denunciante, esto habría sucedido el 26 de octubre cuando pasó por la frontera San Sebastián, a las 18.30 horas.
La queja la presentó por escrito el 2 de noviembre al servicio de aduanas. También denunció lo sucedido al seremi de Hacienda y el Sernam.
La mujer llevaba una malla con naranjas en el auto y el cuestionado funcionario le habría consultado si las declaró en el Sag. Como no lo había hecho, al parecer un “agarrón” fue el precio del silencio, lo que la mujer no estuvo de acuerdo en soportar.
Por ahora pidió reserva de su identidad y dijo molestarle que ninguno de los servicios visitados le haya dado una respuesta. Incluso dijo que la misma aduana “premió” al funcionario enviándolo nuevamente a frontera.
El artículo 373 de la norma sobre los “ultrajes públicos a las buenas costumbres” sanciona con pena de reclusión menor en su grado mínimo a medio a “los que de cualquier modo ofendieren el pudor o las buenas costumbres con hechos de grave escándalo o trascendencia”.