
La última población fue Archipiélago de Chiloé, donde además de realizar puerta a puerta, la Iglesia evangélica Vida Real acogió a enfermeros veterinarios de Carabineros y del Ejército, quienes atendieron más de 40 perros a los que se vacunó, entregó pastillas antiparasitarias y donde se repartió material sobre la tenencia responsables de mascotas y la hidatidosis.