
Si observamos las estadísticas disponibles respecto de la admisión 2009, podemos notar que sólo 42 mil postulantes tuvieron un puntaje igual o mayor a 600 puntos, es decir, cerca del 15% del total. Por otra parte, solo el 3% de los alumnos obtuvo más de 700 puntos, zona considerada de excelencia académica. Lo interesante es que la mitad de ellos proviene de familias con ingresos medios a bajos, pertenecen al grupo de alumnos esforzados, que han superado los conflictos en la educación, y que a pesar de sus claras limitaciones económicas han salido adelante. Este grupo de alumnos que manifiesta mayor madurez y motivación intrínseca conforman un segmento atípico, son alumnos de alto rendimiento, automotivados, que se caracterizan por ser preguntones, inquietos y curiosos.
Por ellos debemos mejorar la calidad de nuestra educación, desarrollar espacios óptimos de aprendizaje, en que el profesor sea capaz de entregar respuestas satisfactorias, contenidos a su nivel. De no ser así, como ocurre en innumerables ocasiones, el estudiante destacado terminará buscando un nuevo establecimiento, que efectivamente cumpla con sus expectativas.
Así, las universidades que se hacen llamar de excelencia académica lo son por sus buenos alumnos, y es su labor poder entregarles la educación del alto nivel que ellos requieren. Lamentablemente los ranking internacionales no nos están dejando bien parados, y nuestra calidad a veces parece no ser tan excelente. No vaya a ser que nuestros mejores cerebros juveniles emigren, y consoliden la tendencia de muchos de optar por universidades de renombre en el extranjero.