En la Coalición piensan que la elección de la segunda vuelta presidencial a desarrollarse el domingo 17 de enero será muy fácil y creo que están bastante equivocados, porque las cifras en este país no mienten. En la segunda vuelta de 2005 con todo el apoyo de la UDI, que en primera vuelta había ido por su candidato Joaquín Lavín Infante, Sebastián Piñera Echeñique obtuvo 3.236.394, lo que representó al 46,50% de los votos. El domingo pasado logró 3.056.526 sufragios con 44,05%. Es decir, en cuatro años de campaña -porque fue el único candidato que se paseo por el país más 1.400 días haciéndose propaganda y manifestando sus deseos de llegar a La Moneda- el empresario de Renovación Nacional no creció nada, todo lo contrario, retrocedió. Está bien, no van a faltar quienes digan que en el 20,13 de Marco Enríquez-Ominami (MEO) hay votos de Piñera. Pero, ojo, bajó dos puntos y ahora en la segunda sin tener más que rescatar sufragios de MEO, ¿será verdaderamente capaz de sumar más de 600 mil adhesiones que lo puedan llevar a ser Jefe de Estado? Por muy lejos que aparezca Eduardo Frei Ruiz-Tagle de instalarse nuevamente en el Palacio de La Moneda, muchos apuestan a que al ex Mandatario le será más fácil captar al electorado del ex socialista. Incluso el diputado por Quillota ha pregonado muchas veces que sus postulados son totalmente contrarios a los del RN y eso le puede generar un freno al piñerismo. Por eso ahora se intensificarán las reuniones y negociaciones, en las que las mejores “muñecas” políticas saldrán a relucir. En la Concertación aparecerán en esa escena de bambalinas, sin mucha TV, Enrique Correa, el ex Presidente Ricardo Lagos Escobar, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, entre otros. Si ellos finalmente son los triunfadores, estaremos nuevamente en frente de un gobierno netamente político, donde el lobby superará a todo tecnicismo que otros quieran implantar. Así es la política.