
Richard David Gómez Muñoz, alias el “Chiki”, de 25 años, fue condenado a la pena de 15 años de presidio por cometer el delito de homicidio calificado en grado consumado, ocurrido en Punta Arenas el 28 de febrero del año pasado contra la persona de Óscar Moisés Ojeda Loncomilla.
Además, el menor A.E.M.Q., alias el “Caco”, fue condenado a cinco años internación en régimen cerrado con programa de reinserción social por el mismo crimen.
Las familias de ambos que se encontraban en la sala del tribunal donde se leyó la condena estallaron en desconsolados llantos al conocer la dura sanción que deberán pagar los jóvenes delincuentes.
Pelea entre pandillas
El homicidio ocurrió el último sábado de febrero de 2009, a las 18.15 horas, cuando Alex Leroy Nahuelhuaique Loncomilla, hermano de la víctima y miembro de “Los verdugos”, asesinó a Claudio Villegas Rogel, miembro de la pandilla LPA, en la esquina de calle General del Canto con pasaje Galvarino Riveros. El asesinato se habría producido durante una riña que sostuvieron producto de rencillas previas.
El “Chiki” y el “Caco” supieron del ataque que sufrió Villegas, que era amigo de ambos, por lo que salieron persiguiendo al agresor hasta el domicilio de éste junto a otros sujetos para vengar al acuchillado.
Al llegar al lugar profirieron amenazas hacia el interior de la vivienda, entonces salió hacia el exterior Oscar Moisés Ojeda Loncomilla, alias el “Piufa”, hermano de Alex Nahuelhuaique, quién estaba ebrio y desarmado.
Ojeda sufrió dos puñaladas graves en el corazón y el pulmón, las cuales en definitiva fueron las que provocaron su muerte.
En ese momento Richard Gómez Muñoz y el “Caco”, quienes portaban sendas armas cortopunzantes, sin mediar provocación alguna, comenzaron a propinarle certeras estocadas en el cuerpo a la víctima.
Dado su estado, la víctima no se pudo defender del ataque, sufriendo mortales heridas en el tórax y cuello.
La madre de la víctima fue testigo desde la ventana de su casa del ataque que sufría su hijo e intentó ir a socorrerlo, pero el “Caco” tomó un palo y la amenazó mientras su vástago yacía agónico en el suelo.
Estos crímenes, que fueron los primeros en su tipo en ocurrir el año pasado, demostraron que las pandillas, que parecían haber desaparecido, aún rondan por las calles de Punta Arenas.