
Vemos señales como la recuperación paulatina del sector forestal, reflejada en mayor demanda y mejores precios de sus productos, la recuperación insinuada en el sector inmobiliario, el aumento de las ventas al detalle, generan un ambiente de optimismo y esperanza. Y eso parece razonable, más aún si en el futuro próximo el sector turismo normalmente mejora sus ingresos. En resumen, estamos saliendo paulatinamente de la crisis, este proceso debería continuar en los próximos meses y por tanto deberíamos esperar una recuperación de nuestra economía en forma lenta pero sostenida, coherente con las proyecciones de crecimiento que hay para el año próximo. Pero, sin duda eso no basta.
El fin de la crisis no volverá las cifras de desempleo a sus valores originales, puesto que las empresas hicieron ajustes en tecnologías, procedimientos y probablemente más de alguna unidad económica fue absorbida o simplemente cerrada y no volverá a funcionar. Entonces creo que ése es el mayor problema que deben enfrentar las autoridades y el sector privado.
Allí está nuestro problema, necesitamos generar más y mejores empleos y ello requiere de acciones audaces y concretas, establecer incentivos para que los inversionistas se interesen por traer sus capitales y proyectos a nuestra región, especialmente a las zonas más deprimidas, desarrollar programas de obras públicas que contribuyan al desarrollo de nuestra región, y hacer esfuerzos por parte de todos los sectores, para que se rompa finalmente este círculo odioso de cesantía, desesperación y pobreza. La crisis se irá superando con el correr del tiempo, pero la cesantía seguirá afectando nuestra región con todas sus tristes consecuencias si no se toman a la brevedad medidas que apunten a desterrarla. De lo contario viviremos sumergidos en nuestra propia crisis.