
“Él no es malo pero cada vez que bebe se pone agresivo y rompe todo en la casa”, señaló la víctima sentada al lado del fiscal cuando le permitieron intervenir para que explicara lo que estaba sucediendo.
El alcoholismo no es novedad, pero llamó la atención la situación de esta madre que le pedía al juez que obligara al detenido a someterse a un tratamiento. Es capaz de protagonizar tristes espectáculos bebido y lo que más lamenta es que vino una hija de 11 años a verlo desde otro lado y él no cambia.
“Señor juez lo único que le pido es que lo obligue a someterse a un tratamiento porque está tomando todos los días y no sé que puedo hacer”, dijo afligida.
Dado que esta situación se produjo en un contexto de violencia intrafamiliar al juez no le quedó más que determinar la salida del hijo de la casa. Pero la mujer no quería eso porque le teme y piensa que puede volver a acometer en su contra, ya que al beber se “borra” por completo.
Finalmente el hijo, iniciales M.G.B., fue obligado a hacer abandono del hogar y le quedó prohibido acercarse a menos de 30 metros de la madre. Pero antes fue enviado a la cárcel por cinco días por una multa que no pagó en otra causa.