
A este lugar convergen oferentes y demandantes de diversos estratos y condiciones socioeconómicas, quienes esperan vender y comprar diversos productos, los cuales se encuentran en un rango entre los $ 50 y los
$ 1.000 pesos.
Se puede hallar desde ropa, uniformes escolares, accesorios, calzado, comida, muebles y hasta las más diversas antigüedades y objetos insólitos.
Emilia Riveros asistió por primera vez a presentar sus productos, y afirmó que logró una buena acogida de la comunidad. “La gente agradece que tengamos un precio económico, así ellos vuelven a la feria”, comentó.
En cambio, Paula Carvallo lleva más de diez años vendiendo ropa usada y diversos artículos de colección en la feria a un precio módico.
Confesó que su filosofía es “para qué acumular cosas que ya no vamos a utilizar, si hay personas a las que les puede servir, y así ambas nos hacemos un enorme favor”, afirmó.
Asimismo, hay un amplio y económico stock en uniformes escolares usados, siendo una buena alternativa para el bolsillo de los padres, considerando todos los gastos que conlleva marzo.