
Si hasta hace unas semanas el Colegio de Profesores era el gremio que más denunciaba a la Corporación Municipal de Punta Arenas por su manejo financiero, ayer se sumaron a las críticas los funcionarios del área de la Salud y de la Administración Central, que también dependen de la entidad.
Es así como ayer los tres sindicatos en conjunto realizaron una conferencia de prensa, donde emitieron duros juicios respecto a los gastos en que ha incurrido la corporación, pero sobre todo acusaron prácticas antisindicales por parte de la dirección del organismo.
“Hemos visto y sufrido las consecuencias de un secretario, que no tiene límites para avasallar los derechos sindicales de los trabajadores, e instalar una política abierta de discriminación laboral”, expresó el presidente regional del Magisterio, Julián Mancilla.
Los funcionarios de la Administración Central afirmaron ser víctimas de “políticas del terror” luego de la demanda que entablaron en contra de la Corporación Municipal, por intento y el despido de algunos de sus colegas.
“Quisieron despedir a cinco personas que pertenecían al sindicato y sólo lograron marginar a dos, justificando necesidad de la empresa. Sin embargo contrataron a 13 nuevos trabajadores. ¿Cómo se entiende eso?”, cuestionó el presidente de Administración Central, Ramón Cárdenas.
Pero esta no es la única situación que los motivó a levantar la voz, sino que también aseguran ser objeto de más prácticas antisindicales. A lo anterior se sumaría la facilidad otorgada por la entidad comunal a otro sindicato para que sus dirigentes se dediquen sólo a funciones de representación, sin que esta misma medida llegara hasta el gremio administrativo.
“Eso claramente es una diferencia en el trato, los favorecieron, siendo que ambos somos gremios que representamos a los trabajadores de una misma institución”, agregó Cárdenas.
Finalmente, en el período en que este sindicato presentó la demanda por los despidos, al mismo Cárdenas y a un colega también dirigente, los trasladaron de oficina y les cambiaron las funciones a desempeñar.
“Si eso no es una persecución, qué es. Ahora trabajo en una oficina muy pequeña, que en realidad es una bodega. No estoy en el mismo lugar donde trabaja el resto de mis compañeros. Eso afecta la comunicación entre nosotros, no es lo mismo que estar ahí, donde ocurren las cosas”, consideró el representante del área de administración.