Pablo de Rokha nació en Licantén, el 17 de octubre de 1894, con el nombre de Carlos Díaz Loyola.
En 1902 ingresó al Seminario Conciliar San Pelayo de Talca, de donde fue expulsado en 1911 por leer a autores “prohibidos”. En 1912 se matriculó en la Universidad de Chile con el fin de estudiar derecho o ingeniería. Finalmente esto no ocurrió, ya que abandonó los estudios para dedicarse a la vagancia y la bohemia.
Fueron tiempos oscuros para el poeta, que vivió en una nebulosa de disgregación y desencanto familiar. Durante ese transcurso  escribió para distintos periódicos, como La Razón y La Mañana. Publicó sus primeras creaciones en Santiago, en la revista Juventud de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile.
Colaboró con el Frente Popular que eligió Presidente a Pedro Aguirre Cerda en 1938. Mientras tanto, su vida familiar creció con el nacimiento de sus seis hijos. Varios de ellos murieron prematuramente: Carmen y Tomás, muy pequeños, mientras que Carlos y Pablo, fallecieron  de manera trágica.
En 1944, el Presidente Juan Antonio Ríos lo nombró embajador cultural de nuestro país en América, por lo que inició un extenso viaje por 19 países del continente.
En 1955, publicó “Neruda y yo”, ácida crítica a Neftalí Reyes, a quien llamó plagiador, mistificador de los trabajadores y al cual clasificó de falso artista y militante.
En 1965 recibió el Premio Nacional de Literatura. En la oportunidad declaró: “Me llegó tarde, casi por cumplido y porque creían que no iba a molestar más”.
En 1967 publicó el que fue su último libro editado en vida, “Mundo a mundo: Francia”.
El 10 de septiembre de 1968, Pablo de Rokha se suicidó de un balazo en la boca, siguiendo el destino de su hijo Pablo, y el de su amigo Joaquín Edwards Bello.