
Los trabajos básicamente consistirán en una normalización de todas sus dependencias, puesto que en su gran mayoría presentan algún tipo de deterioro. “Se van a reponer algunos pisos y el mobiliario que está en mal estado”, detalló el arquitecto Julio Fernández.
Con esto se pretende dejar este edificio patrimonial en las mejores condiciones de uso para los próximos 25 años, para lo cual se dispuso un presupuesto cercano a los
$ 600 millones, financiados por el fondo patrimonial Banco Interamericano de Desarrollo (BID).