Luego del terremoto que afectó a la zona centro y sur del país el sábado pasado y que dejó miles de personas damnificadas, lo que comienza a escasear son los alimentos de primera necesidad como el agua, el pan, pañales, artículos de aseo, mientras que y, producto de esto, algunos comerciantes que se aprovechan de la situación, comienzan a incrementar los precios.
Los saqueos que ocurrieron en los grandes supermercados en diversas partes de la zona afectada, dejaron a los habitantes sin la posibilidad de comprar en lugares establecidos, lo que produjo el incremento del mercado negro.
En Concepción, la botella de un litro de agua, uno de los bienes más escasos producto del terremoto, y la tardanza en la llegada de la ayuda, lo estaban vendiendo en $ 1.000. Algo parecido ocurría en algunos sectores de Chillán, donde el kilo de pan llegó a transarse en $ 2.500, cuando el precio normal es cercano a los mil pesos.
Otro de los servicios que subieron considerablemente de precio, fueron algunas empresas de transporte interurbano, quienes llegaron a cobrar
$ 40.000 por un viaje entre Osorno y Santiago, cuando el importe en una época normal es de menos de la mitad.
Ante esta situación, Fenabus, el gremio que agrupa al 90 % de los buses interurbanos y al 80 de las empresas de transporte rural o de corta distancia, pidió a las autoridades que tengan “mano dura” con las empresas que subieron sus tarifas tras el terremoto.