Sename y Corporación Municipal juntos para otorgar una segunda oportunidad a adolescentes.

General
11/03/2010 a las 16:30
Ante las altas cifras de consumo de alcohol y drogas entre los jóvenes magallánicos, muchos podrían pensar que las instituciones están preocupadas de otras cosas y no de ir en ayuda de los menores que se encuentran en una etapa difícil al involucrarse con estas sustancias.
Sin embargo, el Servicio Nacional de Menores (Sename) junto con la Corporación Municipal están realizando grandes esfuerzos para mejorar a los adolescentes que están atravesando por estas situaciones.
El Sename financia el Programa de Intervención Integral Especializada (PIE) y la entidad comunal lo administra, compromiso que se traduce en otorgarles a los jóvenes una oportunidad real de tener una nueva vida.
El programa se lleva a cabo en la sede de Atención al Menor y Desarrollo Social de la Corporación Municipal, hasta donde llegan los adolescentes, en la mayoría de las veces, derivados del Tribunal de Familia.
“Cuando la justicia detecta que hay un niño con alta complejidad sicosocial o han sufrido graves vulneraciones de sus derechos, los envía hasta acá para que les realicemos un trabajo terapéutico”, explicó el director del programa, Mario Miranda.
El objetivo es que, a través de diversas actividades que se fundan en la confianza y la comunicación, los jóvenes se sanen y cambien de actitud frente a sus hábitos, los que muchas veces son autodestructivos.
Pero este trabajo es extenso y requiere de un compromiso real de los profesionales que trabajan en el programa, que son tres sicólogos y cuatro asistentes sociales. Éstos últimos son los tutores de los niños, quienes los conocen y ejecutan acciones directamente con ellos.
“Se realizan seguimiento y apostamos a que los profesionales que trabajan en el programa se conviertan en el adulto significativo para ellos, pero eso requiere tiempo ya que lo fundamental es establecer las confianzas. En general los adolescentes que asisten han tenido historias desagradables con los adultos, por eso no es fácil llegar ellos”, manifestó el encargado.
Dentro de las estrategias que se emplean para recuperarlos, se encuentran las visitas a los lugares que frecuentan los propios jóvenes, puesto que las terapias no se efectúan siempre de manera tradicional, dentro de una sala, sino que la idea es conocer el círculo del menor, los amigos y los lugares que frecuenta.
“Conocer el medio en que se desenvuelven no tiene como objetivo vigilarlos, muy por el contrario, es necesario para nosotros saber eso porque nos permite conocer todos los factores que influyen en su comportamiento”, aseveró Miranda.
Asimismo, el programa ha incluido paseos a diferentes lugares, lo que ha dado un excelente resultado en el proceso terapéutico.
“Los jóvenes reaccionan diferente a los estímulos. Para algunos tenerlos en una sala es una pésima medida, pero se expresan y se relajan en las actividades al aire libre, por eso nuestros trabajos deben variar”, detalló Mario Miranda.
Compromiso
Muchas veces la familia no está en condiciones de apoyar en este proceso a los menores, por lo que se acepta que cualquier persona que sea importante para ellos se convierta en su apoderado durante el tratamiento.
Esto permite realizar talleres que involucren simultáneamente  a los adultos y a los niños, lo que ayuda a la comunicación y a volver a formar los lazos que en un momento se rompieron por diversos problemas.
Este programa tiene vigencia hasta agosto de 2010, pero si obtiene una buena evaluación, se extenderá tres años más. Es de esperar que continúe, puesto que son muchos los jóvenes que necesitan de una mano para salir adelante.

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