En una época en la que el automovilismo local era el hábitat de monstruos con extraños nombres con “Ch” (Chueco, Chepa, Rancho) hubo uno que destacó y se mantiene hasta los días de hoy, Ernesto “Tincho” Gómez.
Casado desde hace 34 años con Beatriz Manzo y padre de Paola Andrea y Viviana Soledad, se dedica a la actividad que ha sido la pasión de su vida, la mecánica, en su taller de calle Mardones Nº 186.
Cuando niño, su padre lo llevó a ver una carrera al circuito Arturo Prat y se enamoró de los fierros. Sus inicios tuercas se remontan a principios de los ‘70, cuando recibió de regalo una motoneta Vespa, y en el taller de la casa familiar (orientado a la electricidad) se dedicaba a repararla y mejorarla.
Primer motocross
En ese tiempo el parque de motocicletas no era muy grande y además era constantemente vigilado por carabineros. Fue en esa circunstancia que, durante un paseo por avenida Bulnes en compañía del desaparecido Quintín Gallegos, descubrieron, en un sitio donde hoy se levantan las canchas del estadio fiscal, una bifurcación y sin planearlo cada uno tomó un sendero. Al encontrarse de frente por la misma vía, descubrieron que se trataba de un circuito y surgió la idea de hacer una carrera. Llamaron a los moteros que conocían y con la ayuda de su profesor de la Escuela Industrial, Oliverio Vidal, consiguieron el patrocinio para realizar una carrera en el lugar aprovechando que se acercaba la fecha de aniversario del establecimiento; así nació el motocross en Punta arenas.
Casi, casi
“Tincho” lamenta haberse alejado de las motos en las cuales obtuvo el primer campeonato en 1972. Se arrepiente pues considera que tenía la edad y las condiciones para haber logrado destacar en la disciplina a nivel nacional. Y casi lo demuestra en una carrera en la que, desde Santiago, vinieron a participar Kurt y Felipe Horta defendiendo los colores de Montesa a bordo de dos modelos Capra 250, y por Punta Arenas corrían además: “Tuly” Solo de Zaldívar, “Pocho” Peric, “Coco” Liendo y el fallecido Luis Álvarez. Gómez se mantuvo en punta hasta la última vuelta donde cedió el liderato producto del cansancio.
Autos
Siendo universitario y con la ayuda de Víctor Cuevas, completó el armado de un auto que adquirió a medio hacer. Estaba armado sobre el chasis de un Ford de 1955, tenía un motor 302 y caja ZF. Debutó en tierra y su primer triunfo lo encontró en su tercera carrera el año 1975. Posteriormente le vendió el auto a Jorge “Chago” Masle.
Luego de eso adquirió el “despreciado”, auto construido por el legendario Esteban Capkovic, con el cual obtuvo dos campeonatos en “tierra”, lo despreció (como varios otros) y construyó un auto (campeón vigente de Turismo Carretera), actualmente en poder de Smiljan Coro, que cambió por una de las grandes joyas que ha visto el Autódromo de Cabo Negro: el Chevrolet Corvette 1967.
Corvette
Se trataba de un auto impresionantemente bello, increíblemente futurista para la época (aún conserva esa apariencia), de esos que daban ganas de guardarlos dentro de una cajita y ponerlo sobre una repisa. El desempeño no se acercaba al de los rivales (una vez obtuvo un tercer lugar) pero se robaba las miradas, con su color original, luego cuando era amarillo o estaba pintado con los colores de Marlboro. El Corvette fue vendido a “Betoto” Vera y luego fue sacado de la región por partes, y finalmente sólo quedó el chasis en Magallanes, hoy esa estructura se encuentra en poder de “Yiyo” Andrade, quien está construyendo un nuevo auto para la Turismo Carretera que piensa estrenar en noviembre.
Hoy
En la actualidad, “Tincho” está dedicado a trabajar en carreras de rally, localmente a bordo de su máquina Toyota Célica y en el contexto patagónico sigue como el navegante de Jaime Ivelic con quien se han propuesto ganar el Gran Premio de la Hermandad. La pista lo verá de regreso en la próxima fecha de Turismo Carretera, esta vez, no en una máquina prestada sino en una nueva unidad con motor Dodge, que se encuentra casi lista en su taller.