Una muerte casi instantánea encontraron en la carretera internacional dos ciudadanos argentinos, que ayer en la madrugada salieron desprendidos del vehículo Volkswagen en el que se desplazaban en dirección a Río Gallegos, provincia de Santa Cruz,... tras volcar violentamente a un costado del camino, a seis kilómetros del paso fronterizo Monte Aymond. Miguel Cristian Olivera, de 32 años, conductor, y su amigo Alberto Oscar Fernández, de 45, habían viajado por el día a Punta Arenas. Prueba de ello, es que por la frontera pasaron cerca del mediodía y, de vuelta, a la 0.50 hora de ayer, un conductor se comunicó con personal de Carabineros de la tenencia fronteriza informando de un automóvil volcado y dos personas gravemente lesionadas, a la altura del kilómetro 139 de la Ruta Internacional CH-255.
Al arribo, la policía no hizo más que constatar el grave accidente y volcamiento de un vehículo marca Volkswagen Golf, cuyos ocupantes iban en demanda de la frontera con destino final Río Gallegos, en Argentina.
Por las huellas que los neumáticos dejaron en el pavimento, el conductor habría perdido el control del móvil, en un tramo de la carretera donde no hay curvas, todo es línea recta, lo que hace presumir que pudo quedarse dormido al volante, dado que salieron bastante tarde de Punta Arenas, factor al que se añade el exceso de velocidad. Ambos elementos hicieron que el vehículo saliera a toda velocidad del camino y terminara volcado a escasos metros de un cerco perimetral.
Murió en el trayecto
A la 1.25 hora arribó la ambulancia, pero el personal paramédico solamente constató el deceso de uno de los individuos que estaba sobre el suelo. El otro sujeto fue subido al vehículo de emergencia, pero en el trayecto a la posta de San Gregorio dejó de existir, pese a los esfuerzos realizados para conseguir reanimarlo.
Durante el día, los cuerpos de los malogrados ciudadanos argentinos fueron trasladados al Servicio Médico Legal (SML) de Punta Arenas. Alrededor de las 16.00 horas, la madre y el hermano de Alberto Óscar Fernández, que viajaron desde Río Gallegos, cumplieron con la misión de retirar el cadáver de su familiar. Esto lo hicieron con el apoyo de la Funeraria Díaz, empresa que trasladó el féretro hasta la capital de Santa Cruz.
Más tarde harían lo mismo, los familiares de Miguel Cristian Olivera, quienes contrataron los servicios de una funeraria argentina. En las afueras del Servicio Médico se vivieron fuertes escenas de dolor, hasta donde llegaron familiares y amistades que en Punta Arenas conocían a Miguel Olivera.
El jefe del SML, doctor Mario Rubina, informó que durante la mañana la doctora Lorena Oyarzo, practicó la primera de las autopsias y en la tarde le correspondió el turno al médico Julio Muñoz Lora. En ambos casos, “los profesionales pudieron constatar que los cuerpos de los fallecidos, presentaban múltiples fracturas y lesiones que inevitablemente les produjeron la muerte”.
Socio de un pub
Miguel Cristian Olivera era socio del pub Kaos, ubicado en Ignacio Carrera Pinto 852, y por ello siempre viajaba a Punta Arenas. En este local su muerte caló hondo, puesto que era muy querido y apreciado. Los cercanos lo recordaron como una persona tremendamente afectuosa y que dejó gratos recuerdos de su paso por esta vida.