Momentos de mucho recogimiento y de gran congoja protagonizaron familiares y amigos que asistieron ayer al funeral del carpintero Sebastián Álvarez Díaz, asesinado cruelmente el Viernes Santo. Este ha sido uno de los hechos policiales más impactantes de la última década. La víctima fue ultimada al interior de su domicilio, con un corte en el cuello, le ataron las manos y para borrar toda evidencia, prendieron fuego a la casa que el trabajador arrendaba en Manuel Rengifo Nº 1912.
La hermana, Betty Álvarez, dijo sentirse muy agradecida por todas las personas que llegaron a despedir los restos de Sebastián. Incluso, en el sepelio se hizo presente muchísima gente que ni siquiera conocían. En la parroquia María Auxiliadora Don Bosco se ofició un responso, y a las 16 horas el funeral tomó rumbo al Cementerio Municipal (en la fotografía), bajo una fuerte lluvia. La familia volvió a pedir que se aclaren bien los hechos y que se haga justicia, con quienes hasta el momento aparecen como los principales autores del macabro asesinato, Alejandro Saldía Ojeda y Patricio Eduardo Chadicadi Barría, formalizados por robo calificado con homicidio e incendio.
Niega participación
La pareja de Chadicadi, Paola González, con quien tiene dos hijos (de tres y cinco años), da fe que su marido jamás estuvo en la casa del carpintero, y que por ende no es un asesino. Dijo que lo involucraron intencionalmente, “todo por una venganza”.
Es más, plantea una suerte de confabulación, ya que la suegra del imputado Alejandro Saldía lo único que buscaría sería arrebatarle la hija que tuvo con Claudio Charles Paredes, quien en noviembre del año pasado se quitó la vida.
Paola González reiteró la inocencia de su pareja, la que no tuvo ninguna participación en el homicidio del obrero, “porque esa madrugada estaba conmigo en la casa”, indicó.