
En un dormitorio, con una cama que no les pertenece, y una diminuta pieza de no más de un metro y medio por lado, se mueve esta mujer con sus dos hijos, Carlos Acevedo Seguel, de un año y diez meses; y Yulissa Vera Seguel, de siete años, una buena alumna de la Escuela República Argentina.
A instancias de una conocida, Angelina Seguel, decidió compartir públicamente el mal momento que está viviendo. Ella nació en Punta Arenas, pero hace tan solo dos meses regresó después de vivir siete años en Santiago. El padre de la hija mayor quería conocer a la niña y le propuso el retorno. Pero la estadía no resultó todo lo bien que ella hubiese querido. Tuvo que abandonar la casa principal y lo único que consiguió es que esta persona le facilitara las piezas donde vive actualmente, al interior, sin ningún tipo de comodidades y con un arriendo que no puede cancelar.
A la calle
Pero lo peor es que mañana es el plazo final para que abandone estas dependencias. Ya le advirtieron que tiene que dejar estas piezas. Es decir, quedará literalmente en la calle.
Con una exigua pensión de 30 mil pesos, la madre no tiene con qué alimentar a sus hijos. “Por suerte una amiga hoy (ayer) me trajo una ollita con unos cuantos fideos”. Comentó que esto fue todo lo que comió en el día y se lamentó de no tener agua ni nada que comer.
Además, el más pequeño sufre de bronquitis obstructiva. Un problema de salud que en vez de alivianarse se agrava, ya que lo único que tienen para calefaccionarse es una cocina a gas de cuatro quemadores. Como la mantienen encendida todo el día, el monóxido de carbono se percibe fuertemente en el ambiente. Siendo que los mensajes de vida apuntan a lo contrario. Justamente, a contar con un sistema de calefacción que tenga una buena evacuación de gases, algo que en esta familia obviamente no se cumple.
Sin entrar a ahondar ni a cuestionar la vida de Angelina, porque es algo imposible de conseguir en una breve entrevista periodística, ya que el único objetivo fue visitarla en su hábitat a requerimiento de personas que la conocen y que se atrevieron a llamar a Diario El Pingüino para que se dé a conocer su caso, hay otro aspecto que llama la atención en esta mujer y es que sus padres, que viven en Punta Arenas -según su versión- no le pueden tender una mano a ella y a los nietos.
Eso no es todo. Dijo que hace más de un mes estuvo viviendo en la calle con sus hijos. En estos momentos Angelina anhela que su pequeño hijo pueda ingresar al Jardín Infantil Peter Pan, en la población Santos Mardones. Y, lo más importante, sueña con que alguien le tienda una mano ya sea ofreciéndole un trabajo o un lugar donde vivir. Sobre todo ahora que los días comienzan a ser más fríos y, a pasos agigantados, se acerca el invierno.
Cualquier aporte o ayuda para esta modesta familia se puede canalizar a través del fono 212179 o celular 8-5664262.