Osada, relajada y exigente, son los adjetivos utilizados por Francisco Mijalic para describir a sus hijas, Carolina, Jasna y Javiera, el tridente que representa a esta familia tuerca desde sus orígenes.
Francisco y Sandra Paredes, se conocieron en el barrio y comenzaron a pololear desde jóvenes, él tuvo su época en el motociclismo cuando se corría en el circuito de la población 18 de Septiembre y compartía la pista junto a Manuel Cárdenas, Zoilo Guerrero y Franklin Velásquez, la matriarca, hermana de Pablo Paredes, proviene de una familia ligada desde siempre al motociclismo, por eso las tres niñas que criaron en sus 23 años de matrimonio, crecieron sintiendo olor a gasolina.
Durante varios años acompañaron a su tío Pablo a las carreras, y la que comenzó a mostrar interés por correr fue Jasna, la segunda hija de la pareja, e inició una campaña para obtener la máquina que le permitiera ser parte del deporte del que, hasta ese momento, era espectadora.
La más alegre de las hermanas recibió la sorpresa  en el taller de Pablo Paredes, una vez que el matrimonio decidió “aflojar” y mandó a buscar un cuatri Honda que quedó oculto  en medio de una partida de máquinas nuevas, con un letrero confeccionado por Marcela Gallegos que rezaba: “Para Jasna de sus papás”. Con la excusa de ir a ver las nuevas unidades, fue llevada por su madre y su abuela, en medio de la presentación le develaron el secreto y Jasna hizo honores al la característica de ser la más demostrativa de las hermanas, con harto llanto.
Ese ATV utilizó en su debut, dos días después, en el circuito “Los Ciruelillos”, y obtuvo un quinto puesto.
Carolina, la más responsable y además la que impone la disciplina cuando hace falta, como bien debe saber  su pareja, el simpático Carlitos Hurtado, es, según Sandra, la menos demostrativa de las tres –lo que no se refleja en los mensajes que le envía a su pololo a través de facebook- y jamás da un paso atrás en palabras de Francisco.
Fue la segunda en partir en la disciplina. Siguió a su hermana dos meses después a bordo de un Yamaha Banshee facilitado por su tío Luis Mendoza y logró dominar la máquina para obtener un cuarto lugar, ambas hermanas debutaron el 2006.
Ante la necesidad de completar la categoría y no tener que competir contra los varones, incluyeron a la menor y más explosiva de las hermanas, Javiera.
La exigente pequeña, que recién cursa séptimo básico en el Colegio María Auxiliadora, fue incluida, a pesar de la oposición inicial de la mamá, en la grilla y desde ahí viene reclamando lo que considera es su derecho natural, lo “mismo que han tenido sus hermanas”.
Carolina, quien cursa cuarto año de kinesiología, es la actual monarca de la categoría y la que se toma más en serio la disciplina. Comenzó a aprender de la mano de su pololo, quien le enseñaba “sin hacer distinción de género y es la que se ha dedicado a hacer un trabajo físico adecuado a la categoría en que participa. Relata que la mayor exigencia la recibe de parte de su padre, a quien denomina cariñosamente “Don Ché”, puesto que es el único que no las deja bajar del cuatri hasta que están agotadas.
La guapa campeona ha incursionado, aprovechando su cercanía con los niños, a realizar cursos para los pequeños que se están iniciando en el deporte y desde ahí a tratado de hacer su aporte. Por fortuna no ha sufrido lesiones de gravedad y sólo recuerda un accidente que la tuvo en cama una semana, a diferencia de la relajada Jasna que se ha tenido que tratar una fractura.
Las chicas Mijalic, han tenido el apoyo familiar a lo largo de toda su incursión en el ATV y es por eso que al cierre de esta nota recordaron a sus padres, Sandra y Francisco y a sus abuelos Orlando Paredes y Erna Isla, los custro puntales sobre los que descansa la práctica deportiva de estas jinetes del ATV local.