Tal como era de esperar, la iglesia Catedral se hizo estrecha para acoger a los cientos de fieles que ayer despidieron a su querido y estimado párroco, Héctor Muñoz Brañas.
Dos horas duró la misa que celebró el vicario general Fredy Subiabre, quien durante la homilía destacó las virtudes y bondades del presbítero a la hora de brindarle la despedida a nombre de sus hermanos sacerdotes.
Luego vino el saludo del concejal José Aguilante, a nombre del alcalde, sus colegas ediles y de la comunidad puntarenense. “Recordar es agradecer”, expresó al momento de resaltar la figura y legado que dejó como formador y educador el sacerdote.
Posteriormente, se leyó una carta del diácono Eduardo Castillo, como representante del mundo parroquial, quien no está en Punta Arenas. En la misiva relata, paso a paso, todo el trabajo que realizó Héctor Muñoz durante los 23 años que estuvo al frente de la parroquia. Valoró la formación espiritual de tantos adolescentes, “porque él era de esas personas que no concebía una iglesia sin niños ni jóvenes”.
Aplausos
El único discurso aplaudido, y durante varios minutos, fue el del doctor Gonzalo Sáez, quien habló a nombre de los ex alumnos y el movimiento “Tojista” que formó el cura cuando era profesor del Liceo Salesiano San José.
Después de hacer un repaso por el trabajo docente, y de lo que en las aulas les enseñó, como tenerle amor a los libros. “Recuerdo que escogías cuidadosamente las lecturas apropiadas para cada año de enseñanza media, y que te encargabas de publicitarlo con agudeza, para lograr que hasta los menos asiduos a leer, sintieran la curiosidad de ver qué tan bueno era el libro del mes”. Sáez le agradeció que no sólo desde el aula los acompañó en la fe, “también desde la capilla cuando la persecución y la censura parecían ir ganando la batalla”.
En las tardes de oración juvenil los alumnos encontraban ese espacio de discusión y búsqueda de la verdad, “donde aprendimos que nadie da lo que no tiene”.
Desde el púlpito además, “siempre nos sorprendiste con una interpretación del Evangelio que nos mantiene a muchos, cercanos a la fe, a pesar de lo que sufriste por parte del poder salesiano cuando la envidia y la miopía intelectual te separaron del colegio en el que dejaste una vida, a pesar de las injusticias de la jerarquía de la Iglesia, y a pesar de la depravación de otros que nunca merecieron tu mismo oficio”.
También se sumaron a la despedida Laura Ivelich, como representante de los ministros y amigos y a nombre de la familia tomó la palabra la sobrina Carmen Gloria Muñoz.
Con el canto “Dale descanso Señor” se inició la procesión y salida de la cureña tomada por sacerdotes y familiares. En la calle encabezó el funeral la banda de Jesús Nazareno, con una columna de gente que caminó por calle Bories, Sarmiento y Bulnes, hasta llegar al Cementerio Municipal.