
En septiembre de 2007, por medio de las gestiones conjuntas entre el Servicio de Salud Magallanes (SSM) y la dirección del centro asistencial, se creó un turno de llamada en el cual cuatro profesionales especializados pertenecientes al Servicio de Traumatología, los cuales resolvían en forma oportuna y precoz las patologías definidas en un protocolo aprobado en la Contraloría Regional, que norma en forma clara las urgencias que se deben resolver con premura.
Esta determinación permitió darle una atención digna a los usuarios, sin comprometer las horas de los pacientes que tenían programadas sus cirugías electivas. De esta forma, se logró un avance sustancial en lo que a calidad y oportunidad de tratamiento se refiere, sin embargo la falta de pabellones sigue siendo un agravante que perjudica el correcto funcionamiento del sistema asistencial.
Sumado a esto, se estima que desde el 18 de mayo, el Servicio de Anestesia del principal centro hospitalario de Magallanes no está brindando atenciones de este tipo, a raíz de problemas con deudas impagas que se mantendrían con los profesionales.
Actualmente, ya se suspendieron algunas horas de atención, con el objeto de dar cabida a personas con fracturas que ya llevaban varios días esperando para ingresar a pabellón.
Ante esta crítica situación, la dirección del hospital hace más de dos meses, ha señalado que está estudiando el problema, sin embargo hasta hoy no hay soluciones visibles. Además, al intentar contactar con la directora (s) del centro de salud, María Cristina Díaz, para obtener una versión oficial de lo que está ocurriendo al interior del lugar, señaló que no podía dar declaraciones, pues se encontraba de vacaciones.
Por estos días, existen ocho pacientes con lesiones graves confirmadas y sin posibilidad de acceder a pabellón para poder operarse por la vía de urgencia. Según fuentes directas del servicio, “la situación es caótica”, en directo perjuicio de los usuarios que deben esperar, y simplemente esperar.
Así, nuevamente los magallánicos se ven enfrentados a problemas en sus redes asistenciales, como si no bastara con el actual déficit de especialistas que aqueja el sector y complica de manera sustancial la continuidad de los tratamientos médicos, sobre todo, de los enfermos crónicos, los cuales se ven obligados a viajar a otras ciudades para recibir tratamiento.