
El magistrado Luis Álvarez Valdés era de la idea de no concederle el beneficio extra-carcelario, sino que cumpliera con cárcel efectiva la pena ya que, desde su punto de vista, esta persona no reunía los requisitos para ello. Según lo que explica el juez en la sentencia, le asiste la plena convicción de que debió ser de esta manera por “no emanar de la prueba que el beneficio lo inhibirá de cometer nuevos delitos; teniendo, además presente, su edad y la edad de la víctima, lo que revela un actuar altamente desfavorable para la indemnidad sexual de una persona de escasos cinco años al momento del doloso accionar”.
Creyente
El fiscal de Puerto Natales, Iván Vidal, investigó que el acusado, en su calidad de “hermano” de la iglesia evangélica, llamada Iglesia Alianza Cristiana y Misionera de Puerto Natales, llegó a entablar amistad con la familia de la pequeña víctima. De esta manera logró ser invitado y acogido por los padres de la menor en su domicilio logrando su confianza así como la de la niña. Luego, en un día indeterminado del mes de agosto concurrió de visita a la casa y aprovechando que la madre estaba en otra habitación de la casa, se acercó a la pequeña cargándola entre sus piernas para abusar sexualmente de ella, con tocaciones en diferentes partes del cuerpo. Después, en octubre del año pasado, Paillán visitó nuevamente la casa y volvió a cometer el mismo delito con la menor.
Finalmente, el 21 de octubre, alrededor de las 17.30 horas, Juan Paillán fue al domicilio de la víctima llevando una torta de regalo, obsequio que recibió la madre llevándolo a la cocina de la casa. Este fue el momento que el acusado aprovechó para acercarse a la pequeñita, darle un beso al costado de la boca, pasar su lengua por el rostro y tocar las partes íntimas de ella.
En el juicio, el abogado defensor, Juan Ignacio Lafontaine, pidió la absolución de su cliente, argumentando imprecisiones que observaba en los dichos del Ministerio Público. Es más, dijo que “los argumentos del fiscal son mañosos y engañosos, pues las declaraciones de los testigos no concuerdan”.
La víctima declaró en el juicio, señalando que un señor llegaba a su casa, el tío Antonio, quien le tocaba la vagina y la “brotaba” (frotaba), esto, cuando llegaba del colegio. Más de una vez. Y cuando la mamá estaba en la casa, preparando café, él la sentaba en sus piernas y la tocaba. Esto se lo contó a una compañera de curso descubriéndose así esta situación.