Ayúdanos a entregar esperan por Benito Baranda

General
06/06/2010 a las 14:16
Han pasado cerca de 100 días desde el terremoto y maremoto que afectó a una extensa y poblada zona de nuestro país. En este período el Hogar de Cristo ha estado trabajando sin descanso por aquellos más afectados, en especial por los más pobres y abandonados, porque la cantidad de personas y familias que nos han solicitado ayuda se ha multiplicado. Es así, como los primeros días luego de la catástrofe colaboramos activamente en numerosas comunidades con alimento, ropa y acompañamiento. En una segunda etapa, nos hemos enfocado en la reconstrucción del capital social de las aldeas afectadas por el terremoto, y nuestra meta es levantar 23 centros comunitarios. Para eso existimos como fundación, para los permanentes terremotos sociales y económicos que viven todavía miles de familias y personas en Chile; sobre todo en las regiones séptima, octava y novena donde se encuentra el mayor porcentaje de hogares en pobreza e indigencia. Nuestra fundación también se ha visto afectada, porque 20 obras se destruyeron y 110 sufrieron daños importantes producto del terremoto; pero gracias al apoyo de todos los chilenos vamos a levantarnos nuevamente. Recientemente inauguramos una hospedería provisoria en Cauquenes y esperamos el próximo año tener construida la definitiva. Hace sólo unas semanas llegué personalmente muy tarde a esa ciudad y fui acogido por trabajadores y voluntarios que abnegadamente trabajan allí. Me encontré con una decena de personas en situación de calle alojando en un liceo semidestruido y abandonado, dos de ellos con evidentes problemas mentales. Aquella madrugada regresé triste a Santiago, no podía creer que seres humanos, hermanos nuestros, vivieran en esas condiciones, además yo llegaría a mi casa en horas más a una cama seca. Pero tenemos una buena noticia, gracias a la solidaridad de muchos, hoy las personas de Cauquenes ya duermen en un lugar digno, donde experimentan el cariño y respeto de quienes colaboran con el Hogar de Cristo. Así como ellos, miles de personas en todo Chile esperan nuestra solidaridad, que podamos comprender el dolor de los demás con  profundidad y que eso nos movilice  para estar dispuestos a servirles y acompañarlos.  Me he preguntado en estos días ¿de qué nos sirve acumular bienes materiales y dinero si no lo compartimos con quienes nos rodean y sufren más? La mayor alegría del ser humano es el darse a otros, el salir de sí mismo para entregarse a quienes nos necesitan y el hacerlo de una manera gozosa. Es la invitación que nos hizo San Alberto Hurtado hace más de 60 años. Miles de personas y familias han pasado por el Hogar de Cristo logrando reconstruirse desde la “esperanza, la confianza y la alegría”. Hoy la fundación tiene más de 700 obras de Arica a Porvenir, en las que acoge a más de 61 mil personas con dignidad y amor. Gracias a la solidaridad anónima de miles de personas, ellos recuperan “la conciencia de su valer de personas”. Recuerde que -como lo decía San Alberto Hurtado- “el Hogar de Cristo es suyo. Quiéralo como propio. En sus manos está su porvenir”.  No nos deje solos en esta tarea, los necesitamos a todos y todas para levantarnos nuevamente. Tantas obras nos esperan, ayúdanos a entregar esperanza.

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