
Sebastián Navarro Palape, coordinador deportivo de la Dirección de Experiencia Universitaria de la Universidad Andrés Bello, comenta que como país tenemos pocos triunfos deportivos, es por ello que participar de esta cita mundialista, donde están los mejores países del mundo, nos llena de satisfacción. “Andamos más contentos, ansiosos, con mejor ánimo y, por supuesto, mucho más patriotas”.
“¿Quién iba a pensar que podemos llegar a soñar incluso con la final del Mundial? Nuestra autoestima está por las nubes y nos tenemos confianza, seguridad que sólo el deporte y el trabajo bien hecho logran en las personas. Hoy, lo logra Sudáfrica 2010”, precisa.
Una pausa a las réplicas
Todavía experimentando réplicas y aún con las secuelas del 27/F, el profesor de Educación Física explica que el Mundial toma forma de vía de escape o de catalizador del estrés post traumático del 8.8.
Después del desastre natural que azotó al país, la participación de nuestra selección es una luz de esperanza en medio del caos. Hay gente que lo perdió todo: casa, negocio, familiares; pero muchos de ellos saben que cuando la selección salga a la cancha, aunque sea por 90 minutos, se olvidarán un rato de sus condiciones precarias. La alegría que puede darnos Chile es imaginable. “En pocos días, cuando ruede el balón, todo cambiará, seremos distintos, todos seremos amigos”.