
La “Operación Isidora” descubrió que en Punta Arenas se reclutaba a jóvenes para transportar cocaína hacia Europa. La colombiana Olga Aljure escogía a mujeres con “buena presencia”, para burlar controles internacionales. La droga la trasladaban en notebooks. Dos de las imputadas fueron detenidas en el extranjero: una en Nueva Zelanda y la otra en Italia.