
El prefecto Jorge Enrique Fuentes Sotomayor asumió el 11 de noviembre del año pasado como jefe regional de la Policía de Investigaciones (PDI). Se confiesa como una persona muy dedicada a su trabajo y que extraña salir a patrullar, pero las labores que ejerce se lo impiden. “Soy de esas personas que los fines de semana no hallan la hora para volver al trabajo, me gusta mucho lo que hago. Siempre se conocen personas y casos nuevos. Es muy atractiva el trabajo en la PDI”, dice con orgullo.
“Yo jamás había venido a esta región, ni siquiera de visita. El primer día el clima estuvo espectacular: había viento, luego se nubló y llovió. Más tarde cayó nieve y granizó. Luego se despejó y hubo un sol espectacular. Ahí quedé enamorado de Punta Arenas”, comenta con humor. “Pero la verdad es que aquí el paisaje es precioso. Uno mira el horizonte y es amplio, tiene una belleza muy singular”, dice.
Si bien Fuentes declara que no tiene mucho tiempo libre, confiesa que acude cuando puede al gimnasio del Hotel y Casino Dreams que está a pasos de la institución, ya que según declara los corderos que ha comido le han hecho subir de peso. “Claro que no apuesto en las máquinas porque no me gusta, además que mi cargo me lo impide”, aclara.
“Acá la gente es muy agradable y simpática, mientras no se suban a un vehículo. Pero los magallánicos son muy especiales al conducir y se transforman, se vuelven bastante agresivos”.
¿Son muy imprudentes los conductores de la región?
“Sí. Los fines de semana ocurren muchos accidentes que son responsabilidad de conductores que estaban bajo la influencia del alcohol. Y el clima también influye, ya que parece que es difícil controlar un auto con escarcha. Además hay muchos que circulan a exceso de velocidad y que no respetan las señales del tránsito”.
¿Cómo evalúa su gestión en Magallanes?
“Hasta el momento el balance es positivo. Me he dedicado a conocer la realidad de Magallanes, ya que en todas las regiones hay diferencias de cómo opera la delincuencia. Y realmente me sentí bastante bien. Acá es todo más tranquilo en comparación con el resto del país, los índices de criminalidad son más bajos. Acá no hay tantos delitos o bien los que ocurren son más fáciles de resolver, como el caso de los jóvenes de Puerto Natales que durante dos semanas en el verano desvalijaron como siete casas. En esa situación se realizó un trabajo de inteligencia para recopilar antecedentes y que los entregaran a las brigadas operativas, lo que dio muy buenos resultados, que culminó con la detención de la banda. Pero si bien el nivel de delincuencia no es tan alto como en Santiago, por ejemplo, no nos quedaremos dormidos en los laureles y estamos preocupados de los delitos que ocurren en Magallanes para solucionarlos y no esperar a que los índices aumenten”.
Uno de los grandes flagelos que sufre la sociedad es la drogadicción. ¿Qué tan amplio es el consumo y tráfico en nuestra zona?
“Hasta el momento no habíamos tenido grandes problemas con drogas, hasta que nos llegó la orden de detención de cuatro personas por tráfico internacional de cocaína. Estamos investigando por qué escogían personas de esta región. Quizás uno de los motivos sea que pensaban que era más fácil operar desde acá sin ser descubiertos. Eso se verá en el análisis que realizaremos. Pero es más alarmante el consumo excesivo de alcohol”.
¿Influye en el aumento de los actos delictuales?
“Por supuesto. Creo que uno de los factores principales en la comisión de delitos es el consumo de alcohol excesivo que hay acá. Se ven muchos jóvenes bebiendo en las calles al oscurecer. Una característica de Magallanes que me ha llamado la atención es que estos muchachos se suben a las copas de los árboles a beber para capear el frío. La primera vez que lo vi me dio risa, pero es preocupante. Los árboles de avenida Colón, entre Bories y Armando Sanhueza, son especiales para esto y se suben entre diez y 12 jóvenes a consumir alcohol”.
¿Qué hace la PDI al respecto?
“Efectuamos un control de identidad con estos jóvenes. Es difícil para ellos entender que no deben tomar en la calle, porque es un peligro para ellos mismos. Esto lo hacen como una previa, para luego ingresar a alguna discoteca del centro de la ciudad donde beben aún más. Se nota que hay poca preocupación de parte de las familias, porque la mayoría son casi niños. El mayor control lo deben ejercer los padres. Al parecer no hay ‘cogoteros’ en Magallanes, sino la mayoría son riñas, las que se producen y luego aprovechan de robar algo. No es tan así como que no se puede salir porque te van a ‘cogotear’, sino que hay mucha gente borracha y agresiva en las calles que riñen y luego sacan provecho de la situación. No sacamos nada con hacer charlas en los establecimientos, si no se toma conciencia del problema en los hogares. También los expendios de alcoholes deben dejar de vender trago a los menores”.