Introducirse en los cielos de Aysén es un desafío permanente para los pilotos civiles y militares, que a diario exponen sus vidas y las de sus pasajeros, dadas las condiciones climáticas que imperan en la zona austral. Los pilotos deben tener puesta la mente en las condiciones climáticas del momento y  poseer el valor suficiente para afrontar las emergencias que habitualmente se presentan como las grandes nevazones que se está soportando en la actualidad, sobrepasando el metro de espesor y dificultando los aterrizajes de los aviones comerciales en el aeropuerto de Balmaceda, los cuales han tenido que devolverse a Puerto Montt, intentando en varias ocasiones  llegar a destino, lo que significó dejar a centenares de pasajeros sin movilización directa y con los inconvenientes que estas emergencias producen a las personas. Los pilotos de las aeronaves que surcan esta zona, conocen el espacio aéreo como a sí mismos y muchas veces vuelan por intuición, mucha confianza en sus propias capacidades físicas y mentales. La gente que vive en estos alejados lugares, sienten todos los días el aislamiento y reclaman constantemente a las autoridades constituidas en los gobiernos comunales, regionales y nacionales la imperiosa necesidad de construir y arreglar caminos que les permitan sacar sus productos a ciudades con mayor comercio, para abastecerse de alimentos, concurrir a centros hospitalarios y obtener mejor educación para sus hijos. Esta azotada región está soportando difíciles momentos con nevazones no experimentadas desde hace varias décadas y que hoy nuevamente ponen a prueba el temple de sus pobladores al soportar bajas temperaturas, con caminos intransitables, animales sin alimentos para subsistir, siembras de productos agrícolas perdidas por las escarchas, cortes de agua potable en las ciudades, cortes de energía eléctrica que afectan los quehaceres domésticos y un sinnúmero de actividades productivas, todo lo cual permite visualizar un verdadero drama humano, que los habitantes de esta región están soportando estoicamente, pese al aislamiento que se está  prolongando por demasiado tiempo y con pocas posibilidades que la situación climatológica se revierta pronto. El transporte aéreo está afectando seriamente el abastecimiento de productos alimenticios y la salud quebrantada de niños y ancianos están en constante peligro, lo que nos indica la incertidumbre en que viven sus habitantes por la falta de conectividad que existe en estos lugares. Quienes conducen sus pequeños aviones en el cielo aisenino demuestran a cada instante su habilidad técnica y humana y se reconoce a través de ellos la pericia de los pilotos de las grandes aeronaves que diariamente cruzan los macizos andinos, sobrevolando incluso espacio aéreo argentino, para luego aterrizar en suelo chileno con precisión adecuada.