
“Hoy (ayer) fui hasta el lugar y vi que la barcaza estaba funcionando. Se habían comprometido con que la embarcación iba a realizar sólo un par de viajes más e iba a parar. Pero pude constatar que eso no se cumplió”, dice la viuda apesadumbrada.
“Nos subimos arriba comprobamos que las medidas de seguridad no se habían adoptado. Vimos que cuando se aproximaba a tierra venía con las puertas abajo, sin tener chalecos salvavidas. Sólo cuando nos divisaron ‘aparecieron por milagro’ los chalecos”, dice Novión con ironía.
La viuda de Castro espera que el servicio derechamente se acabe definitivamente.
“Yo quiero que se termine. Es un peligro para todos quienes utilizan el servicio. Mi hijo también cayó al agua y las personas abordo no hicieron nada por ayudarlo, a pesar de que podían y debían. Él llegó nadando hasta la orilla, con hipotermia. Pudo haber muerto por la negligencia de la tripulación y eso debe evitarse. No puede ser que sigan haciendo estos cruces. No me va a devolver a mi marido, pero va a evitar que tragedias como en la que falleció no sigan sucediendo”, declara Novión, apesadumbrada.
La viuda aclara que no descansará hasta que el servicio acabe y que realizará todos los trámites legales para conseguir su fin.