La abogada de la Defensoría Penal Pública, Gustava Aguilar Moraga, consiguió que la Corte de Apelaciones de Punta Arenas anulara el fallo y el juicio que condenó a Juan Carlos Vidal González a  cumplir una pena de tres años de presidio,... con el beneficio de la reclusión nocturna, como autor de un delito de lesiones graves en perjuicio de un adolescente de 15 años.
Esta fue la decisión de lamayoría de los jueces Fabio Jordán Díaz y Luis Álvarez Valdés. Ya que el tercer magistrado, Gonzalo Rojas Monje, votó por absolver al acusado. Y es precisamente la argumentación que compartieron los ministros del Tribunal de Alzada al momento de anular el fallo: “la duda razonable exigida por el Código Procesal Penal para absolver la tuvo el magistrado que votó en contra de la condena (Rojas), cuyos fundamentos comparte y hace suyos esta Corte, por representar una adecuada valoración y fundamentación de la prueba rendida”.
Lo que los ministros no acogieron fue el recurso de nulidad que el abogado Pablo Castro presentó en favor del adolescente que, en el mismo juicio, fue condenado a dos años de libertad asistida especial, quedando en los mismos términos legales.
Al menor de edad y a Vidal González la fiscalía les atribuyó responsabilidad en el episodio ocurrido el 27 de septiembre del año 2009. Ese día, alrededor de las 17.00 horas, la víctima caminaba al interior de la población Loteo del Mar, cuando apareció sorpresivamente un vehículo de color blanco en cuyo interior se movilizaban, entre otros, las dos personas llevadas a juicio, el menor y el imputado apodado “Chanchi”, los cuales sin motivo justificado procedieron a bajarse del automovil amenazando a la víctima para luego agredirlo con golpes de pies, puños y elementos contundentes en diversas partes del cuerpo, causándole lesiones de carácter grave.
Inocencia
Lo que sostuvo la abogada Gustava Aguilar en el juicio, y en el recurso de nulidad, es que su cliente jamás estuvo en la población y menos agredió al menor, porque el día de los hechos se encontraba trabajando como chofer de colectivo. Aunque reconoció que Vidal González era propietario de un auto color blanco, el cual estaba en un taller de desabolladura y pintura, sin batería, de modo que no podía ser utilizado, siendo que en la acusación aparece como conductor.
El tal “Chanchi” aparece mencionado por un tío de una menor testigo presencial de los hechos, cuando ésta le cuenta que el auto en que se movilizaban los agresores era de color blanco. Luego buscaron en internet un vehículo de características similares al visto en el lugar de los acontecimientos, encontrando uno, frente a lo cual el tío le dijo que conocía a una persona dueña de un auto similar al visto en internet, el acusado Vidal González, a quien apodan “el Chanchi”.
La Corte de Apelaciones anuló el juicio oral y el fallo porque instaló una duda más que razonable en los magistrados quienes, debido a esto, no pudieron ratificar el veredicto condenatorio.