
No obstante, la respuesta que se observa desde el Estado (mediante el Programa de Reconstrucción Nacional) se orienta a entregar una serie de alternativas individuales que respondan a los requerimientos y características especificas de los afectados, con los planes regulares de subsidios y la creación de comisiones de expertos profesionales que presentarán la forma en que se debe reconstruir el territorio.
Estas propuestas se generan en base a lo que estiman los profesionales son las necesidades objetivas existentes y la proclamación de un nuevo estándar de seguridad para los habitantes. Casi como en la creación de una nueva religión post terremoto, se señalará lo que es bueno y malo, adecuado e inadecuado para la reconstrucción de lugar afectado. Transcurridos casi tres meses desde la conformación de estas comisiones, es necesario que sus acciones sean vinculantes con el habitante beneficiario, que se comprendan sus formas de vida, que sean convocados a consultas o toma de decisiones respecto de su territorio. Sólo de esta manera se podrán reconstruir socialmente los espacios públicos y privados con un carácter de apropiación ciudadana, que brinde identidad, pertenencia y viabilidad a las acciones e inversiones del Estado.